La literatura adolescente sueca tiene en Peter Pohl un referente, y en “Mi amigo Johnny” un ejemplo perfecto. Esta novela está contada de una forma curiosa, puesto que se narra en forma de recuerdo a partir de un interrogatorio que la policía hace a Chris, el protagonista. Johnny es un chico pelirrojo que fascina a todos los niños de la escuela por su destreza con la bicicleta. Al mismo tiempo, Johnny está envuelto por un aura de misterio porque nadie conoce su verdadero origen ni su pasado. Esto es lo que la policía cuestiona a Chris, y cómo se construye la historia en torno a ello es una delicia. El relato carga de interrogantes al lector, manteniéndolo pegado página tras página. Al fin y al cabo, el suspense se sostiene porque es una situación con la que todos nos podemos ver identificados, una batallita más de la adolescencia que acogemos con nostalgia.
Aunque el protagonista de “Mi amigo el señor Leakey” es un mago, el escritor J.B.S. Haldane era un científico. Este biólogo evolutivo creó este célebre personaje para, de hecho, dar rienda suelta a la imaginación y a las curiosas ideas que en su mente germinaban. El señor Leakey vive con su dragón Pompeya y su pulpo Oliver. Este mago decide entonces celebrar una fiesta y cambiar de forma a sus invitados con trucos de magia. Una parte muy divertida de la historia es cuando el señor Leakey se desplaza en su alfombra mágica. Las situaciones disparatadas tienen cabida en esta historia de tintes absurdos, protagonizada por un sorprendente y bondadoso mago. El propio Haldane aseveró que algunos de los pasajes de la novela se inspiran en vivencias propias. Además de ello, la influencia de su profesión es tal que el relato está cargado de datos científicos y animará a los más pequeños a aventurarse en este mundo, pues gracias a “Mi amigo el señor Leakey” descubrirán lo fascinante que es.
Las historias de jóvenes en los ambientes rurales de Estados Unidos pueblan las listas de libros infantiles y juveniles. Muchas de ellas fueron escritas a lo largo del siglo XX. Otro buen ejemplo es “Mi amiga Flicka”, de Mary O’Hara. La acción se sitúa en un rancho de Wyoming, y el protagonista es Ken, un niño negado en los estudios y presionado por sus padres. Ken insiste a su padre en que le consiga un caballo, y éste accede a regañadientes después de discutir con su esposa. Dicho caballo es la yegua Flicka, que es bastante salvaje y además enfermiza. Pero las imperfecciones de Ken y Flicka servirán para que ambos seres se complementen y se conviertan en amigos inseparables. La narración de los problemas económicos, las discusiones en el matrimonio, la vida en un rancho y la transición a la madurez hacen de esta historia algo más que una novela adolescente. Su profundidad y la descripción de un entorno tan característico convirtieron a esta trilogía en el mayor éxito comercial de O’Hara.