El escritor checo Vladislav Vancura no es precisamente conocido por su aportación a la literatura infantil. De hecho, este “Kubula y Kuba Kubikula” es su único libro en este ámbito. Cuando se publicó, en 1931, uno de los mejores representantes del modernismo checo sorprendió a más de uno. Y es que Vancura dejó a un lado la complejidad en su estilo para crear un relato profundo pero accesible. Los protagonistas son Kuba, un niño, y su oso pequeño Kubula. Ambos personajes deambulan intentando ganarse la vida en las peores condiciones, lo cual consiguen con el carácter indomable de Kuba, el cual entra en contraste con el enfadadizo Kubula. Los acontecimientos giran bruscamente cuando los pensamientos de Kuba provocan la materialización del fantasma Barbucha. La aparición de éste mete en líos a la pareja, y en un pueblo por el que pasan son incluso aprisionados. Al final consiguen ser liberados pero cada uno hace su camino. El final en general resulta feliz, y el tono agridulce deriva de la profundidad y el realismo de algunos temas que trata, como por ejemplo saber superar los miedos que cada uno tiene y el sentirse identificado con un hogar.
La historia contada en “Arándanos para Sal” refleja con diversión el encuentro entre dos especies diferentes. Sal es una niña que tiene que ayudar a su madre a recoger arándanos durante todo el día. La pequeña traviesa se come los arándanos a medida que los coge, lo cual hace que no haya volumen suficiente para la conserva. Pero ese no es el único conflicto del libro. Dos osos, madre e hijo, están robando arándanos para comérselos antes de hibernar. Cada uno de los cuatro individuos está haciendo su trabajo cuando se dan cuenta que se desvinculan de su ser querido. Finalmente, el osezno choca con la madre de Sal, y lo mismo sucede con Sal y la osa. Todo queda en un susto y vuelven a encontrarse, a pesar de que nadie le ha hecho a nadie. Se trata de un cuento en el que cada personaje se reencuentra con su identidad tras haberse quedado absorto en su trabajo. La intriga en torno a qué le pasará a cada uno también es un componente esencial de la historia. El autor, Robert McCloskey, se inspiró en su hija y su mujer para los personajes de “Arándanos para Sal”.