Cuando se piensa en libros con animales humanizados suele venir a la cabeza el clásico “El viento en los sauces”. Kenneth Grahame recopiló historias que le contaba a su hijo, las cuales estaban protagonizadas por seres del bosque que se comportan como seres humanos. Entre ellos están la rata que navega con una barca, el topo que no sale de su casa y el sapo como imagen malvada. Además de retratar características de la sociedad, también se representan estampas inglesas como el Támesis o la campiña. La aproximación de Grahame es curiosa, ya que los animales son responsables y viven como adultos pero en el fondo se divierten como niños, saboreando la libertad, felices y lejos de otras responsabilidades. Una historia muy recomendable para la transición de la infancia a la adolescencia y para valorar cada momento de la vida y el espíritu de niño que no se ha de perder.
“Una chica del Limberlost” es una idealización de la vida que la autora, Gene Stratton-Porter, desearía haber tenido. Su pasión por las regiones húmedas y la flora y fauna de estos lugares la representa a través de su protagonista, Elnora Comstock. Elnora es una chica pobre que vive en un entorno rural en Indiana junto a su madre. Partiendo de un escenario tan poco romántico, Elnora hace uso de su inteligencia y de su amor por la vida para labrarse un futuro feliz. Vende mariposas del pantano en el que vive para ganarse la vida, sabe aprender de las personas ricas sin dejarse llevar por sus defectos y tiene una motivación constante por el aprendizaje de nuevas habilidades. Aunque de carácter tradicional, Elnora sabe valorar lo que realmente es importante, y finalmente consigue ser feliz tras encontrar el amor.