La controversia es una de las señas de identidad de las obras de Fleur Beale, escritora neozelandesa prolífica que recibió un premio nacional en 1999 por “No soy Esther”. Esta vez el turno es del sectarismo religioso y la fe ciega. La protagonista, Kirby, pierde a su madre en extrañas circunstancias y debe irse a vivir con su tío Caleb. Éste es miembro de la secta Hijos de la Fe, cuyos valores se oponen a las nuevas tecnologías y al estilo de vida moderno. Esto contraría mucho la moral de Kirby, quien no está a gusto con su nuevo rol. Mucho menos cuando oscuros y violentos detalles sobre la secta empiezan a descubrirse. La gota que colma el vaso es cuando le hacen cambiar su nombre original por el de Esther, algo por lo que nuestra protagonista no está dispuesta a pasar. La autora censura este tipo de prácticas religiosas y contextualiza al adolescente como moldeable en estos ámbitos, además de criticar abiertamente la crueldad e ignorancia de los que llevan a cabo estas actividades.
La serie “Escuela para gatos”, de Esther Averill, imagina un mundo en el que los gatos tienen vidas como si fueran humanos. Las historias están protagonizas por Jenny Linsky, una gata negra neoyorquina de carácter reservado. Jenny tiene como benefactor al capitán Tinker, quien es enviado a alta mar y manda a nuestra querida gata a un internado. Allí Jenny no lo tiene fácil, y pronto desea abandonar el internado. En su intento de escape se cruza con dos gatos que se van a incorporar al internado y que le parecen a Jenny muy atractivos. Entonces vuelve al internado y se sienta junto a ellos. Pero entonces, por segunda vez, el travieso Pickles quiere chocarse con su coche de bomberos contra Jenny, y ésta sabe defenderse. Pickles y Jenny acaban siendo buenos amigos. La autora maneja a la perfección el mundo humano pero el comportamiento es bastante animal, con los instintos a flor de piel y avivando la parte irracional. Quizá esto sea lo que lo convierte a “Escuela para gatos” en una saga tan entretenida.
La escritora Esther Forbes fue famosa por sus novelas para adultos y por ganar el Premio Pulitzer en 1942. De hecho, “Johnny Tremain” es la única historia infantil que Forbes creó. Y en ella queda de manifiesto la habilidad de la autora para acercarse a la historia de Estados Unidos. Johnny es un chico listo, valiente y a veces demasiado ambicioso que quiere llegar a ser un orfebre. Este sueño se ve truncado cuando en un accidente se quema la mano. Entonces se despierta la vena más política de Johnny, y conoce a un chico tristón llamado Rab. Ambos chavales presenciarán algunos momentos cruciales en el devenir de Norteamérica, en la cual aparecen personajes históricos reales. Al fin y al cabo el relato es sólo una excusa para narrar un trasfondo mayor y para mostrar valores de libertad, y como dos naciones enemistadas antaño pueden convertirse finalmente en aliadas.