Patricia Polacco se lanzó con una enternecedora historia, prácticamente autobiográfica, que cuenta el devenir de una familia a lo largo de todo un siglo. Y para ello se vale de un objeto de tremendo valor sentimental, leitmotiv con el que muchos lectores pueden sentirse identificados. Para Polacco, dicha “joya” familiar es una colcha, la cual da título a la obra. La colcha fue confeccionada por la tatarabuela de la autora tras inmigrar a Estados Unidos, y desde entonces protagonizó los instantes más relevantes de esta familia judía de origen ruso. Los recién nacidos eran arropados con ella, presidió estancias como dosel, acompañó celebraciones como mantel y, sobre todo, sirvió para calentar en los momentos más fríos. La autora siempre ha demostrado que esta manta tan especial, protagonista absoluta de “La colcha de los recuerdos”, todavía es usada, y las generaciones que están por venir… Un conmovedor cuento de familia aderezado además con las ilustraciones al carbón de la propia Polacco.
Los amantes de la fantasía y lo sobrenatural encontrarán una joya en “El Nargun y las estrellas”. El Nargun es una criatura perteneciente a la mitología aborigen de Australia. Mitad hombre y mitad piedra, el Nargun entabla un viaje a todos los puntos de Australia, incluso donde no es bienvenido. Realmente este ser mitológico representa a la naturaleza australiana, y se comporta respondiendo a los humanos según como éstos obren. Además del Nargun otros elementos sobrenaturales aparecen en el relato, como Potkoorok, los Turong o los Nyol. La parte humana de la novela la representan Simon Brent y sus primos, quienes temen a todos los elementos fantásticos de los que se habla. Aunque la historia tiene tintes épicos y arcaicos, el sentido del humor de Patricia Wrightson está presente en todo momento de la narración. Ediciones posteriores de la obra fueron ilustradas por Robert Ingpen, quien supo representan el paisaje australiano con toda su mitología de forma elegante y potente.
“El león”, de Joseph Kessel, narra las peripecias de un periodista francés que ejerce como narrador de sus propias experiencias en las reservas del monte Kilimanjaro. En su viaje a Kenia el protagonista se reúne con John Bullit, el administrador del parque, y hace buenas migas con Patricia, la hija de éste. Patricia es un claro ejemplo de niña criada en un entorno salvaje. Para ella, sus amigos son los animales, y se pasa el día jugando con cebras, búfalos, rinocerontes y jirafas. Y, sobre todo, con King, un león que ella crió y con el cual mantiene una cercana amistad. Las descripciones son preciosas, introduciendo al lector en el ambiente de la sabana e incluso acompañándolo a través del estilo de vida de las tribus masais. El relato no es absolutamente feliz, pues el desenlace es agridulce: King debe ser sacrificado y Patricia asume que para seguir creciendo como persona debe mudarse a la capital a estudiar. Todo un reflejo de la difícil convivencia entre humanos y animales.
“Mordisco de cocodrilo” es una maravilla de la literatura infantil australiana. Creado por Gail Jorgensen y con la aportación artística de Patricia Mullins, este cuento es ideal para la lectura a voz alzada y buscando la aportación del niño. El cocodrilo, muy hambriento, se tumba junto al río para esperar a su presa pero se queda dormido. Entonces aparecen alrededor del cocodrilo todos los animales de la selva, en un desfile multicolor que es todo un espectáculo visual. Al momento que el cocodrilo despierta, se da cuenta que está completamente rodeado y que el león está protegiendo al resto de animales. Una de las características del libro son los collages de Patricia Mullins, y la combinación de materiales y colores para recalcar los detalles de los animales. En el ámbito educativo, los versos introducen onomatopeyas y giros sorpresivos a la trama, lo cual también hará permanecer tanto al niño.