“El chico del río” aborda con habilidad la temática de la comunicación intergeneracional, especialmente entre abuelos y nietos. Jess y su abuelo tienen muy buena relación, pero el anciano sufre una enfermedad y su hora está cerca. Para satisfacer sus últimos deseos, la familia de Jess viaja junto con el abuelo al lugar donde éste creció y se crió, un precioso y misterioso valle. El abuelo quiere pintar un cuadro llamado “El chico del río” empleando el bello paisaje. Jess se entretiene nadando a lo largo del río que fluye por el valle, y ella acaba conociendo a un extraño chico que nada muy bien. Curiosamente, este personaje desaparece al fallecer su abuelo… El uso de la fantasía sobrenatural junto a temas de enfermedad y muerte es llevado a la perfección por Tim Bowler, quien recibió por esta espléndida novela la Medalla Carnegie en 1997.
Antes del éxito mundial que Hayao Miyazaki y su Studio Ghibli consiguieron con películas como “Mi vecino Totoro”, “La princesa Mononoke” o “El viaje de Chihiro”, el autor se dedicó al cómic japonés y efectuó una bella creación que posteriormente también adaptaría al cine. “Nausicaa” se sitúa en un mundo posapocalíptico, escenario común en los relatos venidos de Japón, donde prima la supervivencia. La protagonista, que da título a la obra, es una guerrera que lucha por salvar su imperio al tiempo que acaba con los de imperios oponentes. Esta doble moral está muy bien narrada en el relato, el cual se engloba en condiciones fantásticas y particulares, como que la gente vive en sociedades feudales y existen densos bosques que emiten olores que afectan al comportamiento humano. Insectos gigantes, hongos mortíferos y plantas rebeldes habitan un universo en el que se critica especialmente el trato del ser humano para con la naturaleza. El antropocentrismo, exaltado en la guerra y en la condición política, se ha visto múltiples veces frenado por el poder de la naturaleza. Y Miyazaki nos invita a convivir con ella, respetando toda vida habida y por haber. Una oda a la defensa medioambiental de la mano de un clásico del cine de animación japonés.
El inolvidable Emilio Salgari aparece con otra historia de intrépidas aventuras como él y pocos más sabían hacer. “El capitán Tormenta” es un comandante cristiano de las cruzadas, el cual debe hacer frente a musulmanes en Tierra Santa. La historia, igual que otras de Salgari, contiene personajes femeninos valientes y únicos. La intriga también es un punto importante de esta novela, pues la trama esconde un importante secreto revelado en un tramo avanzado del libro. El atractivo del relato, como otris de Salgari, no reside sólo en su maestría para describir batallas y lugares lejanos, sino para mostrar que los sentimientos son más importantes que todo lo demás. Estos sentimientos son los que motivan a una persona lograr sus objetivos, a luchar por ellos. Y esto es lo que Salgari pretende mostrar novela tras novela. Por tanto, es otra imprescindible del autor como también lo son los cuentos de Sandokán y el Corsario Negro.
Yolanda es la hija del Corsario Negro, el célebre personaje de Emilio Salgari. De esta forma, el autor encontró una excusa para ampliar el horizonte de sus propias aventuras. Yolanda es parida por Honorata al tiempo que ésta fallece, y las historias que rumorean la muerte de su padre le mueven para vengarse conforme va creciendo. Así, se enrola en una serie de aventuras en el Caribe, donde curiosamente se enfrenta al conde de Medina, hijo del archienemigo de su padre, el duque Van Guld. Yolanda es la motivación principal de la obra y su carácter es indomable, pero el héroe siempre es masculino, en este caso Morgan, un pirata. Morgan defiende incansablemente a Yolanda y la busca cuando es secuestrada. Cuando Morgan vence al Conde de Medina, es perdonado por su rey y se le permite llevar una vida tranquila en Jamaica con Yolanda, además de ser ordenado caballero británico. Al igual que otras historias de Salgari, el héroe protagonista siempre parece tener la razón y una moral infranqueable. Otro vívido relato de aventuras en el Caribe.