Antes del éxito mundial que Hayao Miyazaki y su Studio Ghibli consiguieron con películas como “Mi vecino Totoro”, “La princesa Mononoke” o “El viaje de Chihiro”, el autor se dedicó al cómic japonés y efectuó una bella creación que posteriormente también adaptaría al cine. “Nausicaa” se sitúa en un mundo posapocalíptico, escenario común en los relatos venidos de Japón, donde prima la supervivencia. La protagonista, que da título a la obra, es una guerrera que lucha por salvar su imperio al tiempo que acaba con los de imperios oponentes. Esta doble moral está muy bien narrada en el relato, el cual se engloba en condiciones fantásticas y particulares, como que la gente vive en sociedades feudales y existen densos bosques que emiten olores que afectan al comportamiento humano. Insectos gigantes, hongos mortíferos y plantas rebeldes habitan un universo en el que se critica especialmente el trato del ser humano para con la naturaleza. El antropocentrismo, exaltado en la guerra y en la condición política, se ha visto múltiples veces frenado por el poder de la naturaleza. Y Miyazaki nos invita a convivir con ella, respetando toda vida habida y por haber. Una oda a la defensa medioambiental de la mano de un clásico del cine de animación japonés.