Antes del éxito mundial que Hayao Miyazaki y su Studio Ghibli consiguieron con películas como “Mi vecino Totoro”, “La princesa Mononoke” o “El viaje de Chihiro”, el autor se dedicó al cómic japonés y efectuó una bella creación que posteriormente también adaptaría al cine. “Nausicaa” se sitúa en un mundo posapocalíptico, escenario común en los relatos venidos de Japón, donde prima la supervivencia. La protagonista, que da título a la obra, es una guerrera que lucha por salvar su imperio al tiempo que acaba con los de imperios oponentes. Esta doble moral está muy bien narrada en el relato, el cual se engloba en condiciones fantásticas y particulares, como que la gente vive en sociedades feudales y existen densos bosques que emiten olores que afectan al comportamiento humano. Insectos gigantes, hongos mortíferos y plantas rebeldes habitan un universo en el que se critica especialmente el trato del ser humano para con la naturaleza. El antropocentrismo, exaltado en la guerra y en la condición política, se ha visto múltiples veces frenado por el poder de la naturaleza. Y Miyazaki nos invita a convivir con ella, respetando toda vida habida y por haber. Una oda a la defensa medioambiental de la mano de un clásico del cine de animación japonés.
Cualquier niño ha tenido la oportunidad de disfrutar, en algún momento de su infancia, de la serie animada de “Dragon Ball”. Como la mayoría de animes japoneses, éstos vienen predecidos por una obra original en forma de cómic. Con esta creación Akira Toriyama pasó a convertirse en el mangaka más famoso a nivel internacional y uno de los más vendidos de todos los tiempos. Son Goku, Gohan, Goten, Krillin, Vegeta y compañía nos acompañan a través de más de 500 capítulos que, a su vez, hacen de esta obra una de la más longevas. Las premisas son las de cualquier aventura fantástica, pero con toques originales. La misión de Goku es encontrar las siete bolas de dragón para poder hacer reaildad cualquier deseo. Goku es el arquetipo de protagonista con un carisma superior al resto, que se nos muestra como un “elegido”. Toriyama no duda en ponerlo en apuros, y de esta forma el carácter de “Dragon Ball” se transforma de un producto infantil a otro más juvenil. Mientras que al principio abunda el humor, más adelante éste da paso a las artes marciales y la violencia, y la lucha entre el bien y el mal. Para todos los que han gozado con “Dragon Ball” durante su infancia, he aquí la obra original.
Si alguno de sus personajes reportó éxito comercial y beneficios a Osamu Tezuka éste fue Astroboy. Las historietas de Astroboy transcurren en un futuro en el que humanos y robots conviven de forma desigual. Los humanos siguen sometiendo a los robots, y en ese contexto Astroboy atraviesa momentos muy duros para ganarse el cariño de los demás. Inventado por el Dr. Tenma, Astroboy es posteriormente condenado al olvido hasta que un científico lo descubre en un circo y lo perfecciona. Además, fabrica otros robots para que sean la familia de Astroboy. El diminuto protagonista dispone de múltiples armas y artilugios, pero esto no es lo más destacable de él. Lo que caracteriza a Astroboy es su capacidad de tener sentimientos hacia los demás, siendo éstos además positivos. Astroboy utilizará el amor que siente por cualquier individuo para impartir justicia, proteger a los que lo necesitan y promocionar la paz entre robots y humanos. Como en todas las obras del genio japonés, el protagonista es una extensión de los valores e ideales del eterno Osamu Tezuka.
La sensibilidad que Osamu Tezuka tenía para representar el reino animal queda de manifiesto en “Kimba”. Este clásico del manga japonés se convirtió en la primera serie animada a color, estrenada en 1965. El protagonista es un león que debe sobrevivir sin la ayuda de sus progenitores, ya que su padre muere a manos de un cazador y su madre es capturada para espectáculos circenses. A pesar de los obstáculos que se encuentra en su camino, Kimba no pierde nunca su buen carácter y mantiene las esperanzas de ver convivir en armonía a humanos y el resto de animales. En un ejercicio de solidaridad y sirviendo de ejemplo para muchos, Kimba acaba sacrificándose para salvar la vida de un hombre que era amigo suyo. Muchos han querido ver relaciones entre esta historia y “El rey león” de Disney, pero lo cierto es que Tezuka en su momento también empleó referencias de clásicos como “Bambi”. “Kimba” es actualmente un clásico en Japón, y una historia infantil que transmite valores universales que todo niño debería aprender.
“Metrópolis” es una de las obras más famosas del mangaka Osamu Tezuka, y posiblemente una de las obras cumbres en la historia del cómic japonés. Sin los trabajos de este genial autor este género no se habría desarrollado hasta los niveles que hoy en día conocemos. Fue el primero en dotar de profundidad a las historias que inicialmente parecían para niños. En este caso, Tezuka se inspiró en la homónima película de Fritz Lang, y trata temas tan diversos como los prejuicios, el uso abusivo de la tecnología, el impacto humano sobre el medio ambiente y los propios miedos que pueblan el espíritu del hombre. La historia se centra en una sociedad futurista donde una organización clandestina maneja la radiación solar a su antojo para provocar mutaciones en las células. De esta forma, consiguen crear a un niño con superpoderes llamado Michi. Este niño emplea estos poderes para hacer el bien hasta que descubre el auténtico origen de su propia naturaleza y empieza a crear un ejército de robots para atacar a los humanos. Se trata de una historia posteriormente repetida en muchas otras obras, tanto literarias como de cine.