En nuestra más profunda intimidad todos hemos pensado en alguna ocasión escribir un diario personal. Muchos lo han llevado a cabo. En esas páginas muchos adolescentes vuelcan sus confesiones más secretas como método de desahogo. En torno a este concepto se construye “El diario secreto de Adrian Mole”, el primer libro de una serie que otorgó a Sue Townsend fama mundial. En él se abarcan quince meses de la vida de Adrian, quien narra sus angustias y alegrías, en las que cualquier joven lector puede sentirse identificado. Adrian se jura que nunca fumará ni beberá alcohol, odia sus granos, se indigna cuando lo ignoran, intenta despertar el artista que tiene dentro y tiene un amor que él cree no correspondido. Un aspecto interesante de la novela es que los pensamientos de Adrian no siempre son un reflejo de la realidad, pues cuando él cree que Pandora no le quiere, ésta le corresponde. Las reflexiones están complementadas con capítulos con más acción, aventuras cotidianas en forma de excursiones escolares. Todo ello con un tapiz de personajes secundarios que harán todavía más atractiva a esta genial obra.
Uno de los clásicos de la literatura infantil española de los años 60 y 70 es Óscar. Carmen Kurtz dio vida a este carismático personaje que le reportó, a la postre, un tremendo éxito. Y todo pese a los esfuerzos por convertirse en una autora para adultos. Las historias de este chico son de lo más variopintas y todas ellas implican aventuras en lugares lejanos y situaciones de lo más chocantes. Muchos niños desean ser como Óscar, quien viaja al Polo Sur, se convierte en espía, explora África o incluso ejerce como astronauta. Los relatos de Kurtz estimulan a los niños a encontrar una profesión que se amolde a sus gustos. Algunos incluso han visto un paralelismo entre los viajes de Óscar y los representados en la obra de Julio Verne. Otra de las entregas de la serie ganó el Premio Lazarillo y consagró a Carmen Kurtz como una de las autoras infantiles más queridas en España. Parte del éxito no se debe sólo a Óscar, sino al reparto de personajes tan carismáticos como el capitán Dirk, Antón, la oca Kina o Enrique, su mejor amigo.
Muchas de las novelas de Leon Garfield están ambientadas en el Londres del siglo XVIII, un escenario que ha demostrado ser hipnótico y cautivador, tanto en literatura infantil como en historias para adultos. En este caso Garfield nos ofrece una novela en torno a un huérfano de doce años, el pequeño Smith. El chico malvive en las calles de Londres y sale adelante llevando a cabo ciertas fechorías. Un día, Smith presencia un asesinato que parece implicar a gente importante, y sabe que su destino peligra pues sabe más de lo que debería. A Smith la justicia le hace la vida posible, y su pasado como malhechor no ayuda para nada a la hora de creer su versión. Además, el protagonista es poseedor de una información relevante que no sabe a quién dar porque no confía en nadie. Ni siquiera él mismo sabe de qué se trata porque es analfabeto y no puede leer la carta. Finalmente, Smith encuentra un hogar donde estar a salvo y donde llevar una existencia más tranquila que la de las calles de una ciudad oscura y criminal. Las sensaciones más fuertes son captadas a la perfección por el autor, quien en ocasiones ha sido comparado tanto por su temática como por su estilo con Charles Dickens.
Otras de las exitosas sagas del Sindicato Stratemeyer es Nancy Drew, la cual se inicia con este fabuloso “El secreto del viejo reloj”. Las novelas de Nancy Drew supusieron una de las primeras introducciones de un detective femenino en la literatura. Casi una treintena de escritores participaron en las muchas historias que el Sindicato creó sobre este personaje. Nancy tiene dieciséis años y se marcha de la escuela para dedicarse a solucionar los problemas de otros. En la primera entrega se enfrenta a una disputa de herencias familiares, en la que un viejo reloj contiene las partes esenciales de un testamento. El personaje evoluciona y crece con cada novela, y esto se nota en su forma de desarrollar las intrigas. Pero, por supuesto, sin perder un ápice del entusiasmo y talento que caracteriza a esta carismática investigadora. Se trata de una muy buena recomendación del género detectivesco.
Los protagonistas de “El jardín secreto”, Mary y Colin, son primos. La primera es huérfana y consentida. El segundo muy irascible y además con tendencia a enfermar. Ambos viven en la mansión Manor Misselthwaite, lugar donde transcurre toda la historia. Como en otros relatos donde el ambiente es la clase alta de la sociedad, los adultos desatienden en parte a los pequeños y éstos se convierten en autosuficientes. Sobre todo Mary, antes malcriada, y ahora obligada a valerse por sí mismo. Junto a otros niños como Martha o Dickon compartirán vicisitudes siempre con la mansión como telón de fondo. El misterio gira siempre en torno al jardín secreto, un lugar oculto de la mansión con una puerta cubierta de rosales y vegetación. En este sentido también aparece el carácter naturalista de Frances Hodgson Burnett, pues se describen los cambios de estaciones y cómo éstas afectan al jardín. Una entretenida novela inglesa de principios del siglo XX.