El éxito comercial de la primera publicación de “Pablo Diablo” (“Horrid Henry” en su versión original) se vio reforzado con una tremenda acogida de las siguientes entregas de la serie, que elevaron el número de ejemplares vendidos a casi veinte millones. Esto propició la adaptación de las historias de este travieso chico a televisión, y a que incluso tenga su propio sitio web. La trama ideada por Francesca Simon y los enérgicos dibujos de Tony Ross se complementan para crear una historia fresca que bebe mucho de los antiguos pillos, idiosincráticos de la literatura infantil británica de mitad del siglo XX. Pablo Diablo es revoltoso y vive el día a día como si fuese una aventura, exprimiendo sus energías al máximo. En sus peripecias lo acompañan un sinfín de secundarios de divertidos nombres y extravagantes comportamientos. Situaciones cotidianas, tanto en familia como en la escuela, se desvirtúan y provocarán carcajadas a los lectores. Éste es el principal gancho de esta aclamada saga, imprescindible obra infantil de las dos últimas décadas.