Los quebraderos de cabeza que un niño pequeño puede llegar a dar no se los imagina uno antes de ser padre o hermano mayor. Es por ello que no se suele estar preparado para contrarrestar los deseos del crío y encauzar su comportamiento. En “Nunca jamás comeré tomates”, como su título indica, Lauren Child habla del tema de la comida. Juan batalla de todas las maneras para que su hermana pequeña, Tolola, acceda y se coma una cena variada. Juan piensa que no puede salir siempre con la suya y rechazar, por ejemplo, las verduras. Para alcanzar tal fin, Juan utiliza el ingenio y crea expectativas a Tolola, quien acaba imaginando que la comida viene de un lugar muy especial y le aportará muchos nutrientes. Desde guisantes groenlandeses hasta zanahorias de Júpiter, pasando por puré del Monte Fuji. El libro, como obra, además es el paradigma del equilibrio entre el texto y las ilustraciones, atractivo por ambas partes. Una historia que puede ayudar a los niños a aprender la importancia de una dieta diversa y a los padres trucos para enseñarlos, y que bien mereció la Medalla Kate Greenaway.
Una de las obras cumbres de la literatura española es, sin lugar a dudas, “Platero y yo”. Su autor, Juan Ramón Jiménez, es uno de los pocos premiados con el Nobel de Literatura nacidos en España. El protagonista del libro es Platero, un burro que es descrito desde sus primeros pasos hasta que fallece. Platero se convierte en un vehículo para representar de forma poética ideales de pureza, transmitir emociones, reflexionar sobre la vida. Por ello es la obra más conocida del autor. Juan Ramón Jiménez supo reflejar cómo los burros fueron importantes en su vida, con los que compartió vivencias durante su infancia y más adelante. Platero es un compendio de todas estas criaturas, y una oda a la belleza, a la naturaleza y al hogar. Por otro lado, también es una crítica voraz de las injusticias y del sistema social de la España de principios del siglo XX. Un imprescindible de cualquier hogar de este país.