Las historias de brujas tienen un buen paradigma en este relato escrito por Jill Murphy. La protagonista es Mildred Hubble, la bruja más desastrosa de la academia. Todo lo sale mal a la pobre Mildred quien ya de por sí no cumple con el atuendo y objetos característicos de una buena bruja. Sus fechorías se entremezclan con la enemistad con la profesora Hardbroom y su mascota Ethel. No obstante, a pesar de que aparenta que nada va a mejorar, Mildred tiene su oportunidad de redención cuando pilla desprevenidas a unas brujas malvadas que querían entrar en la escuela. Tras desmantelar el plan Mildred se vuelve a ganar la confianza de sus compañeras. “La peor de las brujas” es considerada una precursora de Harry Potter, aunque a una escala menor y dirigida a un público más infantil. Los niños se divertirán de lo lindo con las vicisitudes transcurridas entre pociones, escobas y sombreros de punta.
La historia que se cuenta en “Por fin un poco de paz” podría ser la de cualquier familia en su día a día. Con ella, al niño se le pide que entienda el sacrificio que sus padres están haciendo por él. La premisa es sencilla: un oso, padre de familia, no puede conciliar el sueño por la cantidad de ruidos que hay en su entorno. El hijo y la madre se despiden para irse a dormir, donde Jill Murphy sabe mostrar a la perfección la rutina nocturna. El padre también se acuesta al mismo tiempo, pero no logra dormirse. Sale de su cama y prueba a tumbarse en todas las habitaciones de la casa, pero nada. Finalmente, con las primeras luces del alba, cae agotado encima de su coche. Con las fuerzas que le quedan logra volver a su cama, pero pronto su esposa y su hijo se despiertan y le obligan a alzarse. Aunque Murphy transmite hábilmente con sus imágenes el cansancio del papá oso, resulta muy entrañable ver cómo éste se derrite ante su hijo cuando éste va a despertarlo. Se trata de un magnífico libro que llegó a ser finalista de la Medalla Kate Greenaway.