No es habitual encontrar elementos fantásticos entre la literatura juvenil estadounidense de los años 70. Natalie Babbitt supo aunar con maestría la novela tradicional, familiar y rural con toques surrealistas y de fantasía. “El misterio del manantial: Tuck Everlasting” nos muestra un lago de extrañas propiedades, que confiere la inmortalidad a todo aquel que bebe de su agua. La familia que vive en los aledaños del lago y que hace uso de su peculiar característica son los Tuck. La tranquilidad de los Tuck se ve alterada cuando Winnie, una chica desorientada, llega por accidente al lago. Allí queda prendada de Jesse Tuck. Winnie decide entonces quedarse y, cuando adquiere suficiente confianza, los Tuck le revelan su secreto. Al mismo tiempo, un extraño hombre los espía y decide arrebatar a los Tuck su propiedad. Un secuestro da paso a momentos de tensión, aunque finalmente el señor es asesinado en manos de Mae Tuck. A punto de ser ejecutada, el resto de su familia la libera y vuelven a su hogar. Winnie está a punto de beber del manantial y volverse inmortal, pero decide que, como todo ser vivo, quiere envejecer y perecer una vez acabe su cometido en la vida. Una inteligente reflexión que es la guinda a una increíble historia que merece la pena conocer de cerca.
Los “Cuentos del gato Perche” recopilan historietas que transcurren en un ambiente rural, y que protagonizan las hermanas Delphine y Marinette. El autor, Marcel Aymé, separó los cuentos en rojos y azules, y además los definió como “aptos para cualquier niño de entre cuatro y setenta y siete años”. El hilo conductor de éstos son las inquietudes de las niñas y cómo piden consejo a los animales de su granja. Los animales participan de la familia y conviven con su propia personalidad y capacidad de habla. Además, cada animal tiene una peculiaridad, como si fuera una persona diferente. De estos cuentos se han hecho adaptaciones televisivas y cinematográficas, aunque la mejor forma de sumergirse en estos relatos cortos, divertidos y didácticos es con el libro original.