Si se ha comentado que la literatura escandinava ha gozado de éxito en todos los rangos de edad, especialmente el infantil, y durante tanto tiempo, un paradigma es el sueco Ulf Stark. En “Las mágicas zapatillas de mi amigo Percy” se rodea del ilustrador finlandés Olof Landström para contar una historia mágica y enérgica. El protagonista, llamado Ulf como el autor, carece de confianza y amor propio, sensaciones que se intensifican cuando un chico valiente y fuerte llamado Percy llega al colegio. Percy y Ulf se hacen amigos, y el valeroso Percy confiesa al protagonista que todo se lo debe a sus zapatillas, que son mágicas. Le promete que al renovarlas, se las dará. Ulf le da a Percy muchos de sus objetos personales, y consigue las zapatillas ya utilizadas de su nuevo amigo. Ulf cambia al instante y adquiere las virtudes de Percy, ganando autoconfianza y motivación. El niño que lo lea, no obstante, cuestionará si eso es cierto o se debe a la psicología moldeable de Ulf. Stark nos habla de la amistad de una nueva forma, y la importancia de tener contento a un joven para que pueda perseguir sus sueños y no se rinda ante las adversidades. Tal fue el éxito que esta primera entrega acabó siendo el origen de una trilogía.
Este cuento del genial Ulf Löfgren se introduce en el mundo del surrealismo para narrar la historia de Edward, un niño que sale a pasear y se encuentra con una misteriosa semilla que planta. Rápidamente brota un árbol, el cual empieza a crecer a un ritmo vertiginoso y a auparse hacia el cielo. El árbol gigante tiene incluso una casa y Edward pasa arriba varios días. Otros acontecimientos dotan de magia a la historia, como el paso repentino de estaciones o eventos extraordinarios en la experiencia de Edward. “El árbol maravilloso” es alabado por su imaginación, pues intenta evocar los sueños de un niño. Además, dada su publicación en 1969, se asoció irremediablemente a la psicodelia. Las ilustraciones y el texto rayan a un altísimo nivel de detalle.