Uno de los personajes más famosos del cómic español es el Capitán Trueno. Publicado en pleno franquismo, este guerrero creado por Víctor Mora siempre hizo un poco la contra a los ideales de la época. El Capitán Trueno siempre iba acompañado por el gigantón Goliath y el aniñado Crispín, y luchaba por el amor de Sigrid. A lo largo de las historietas se muestran valores de independencia, de decisión y de crítica a los puntos de vista radicalmente opuestos. El Capitán Trueno demuestra que entre el bien y el mal hay matices y, a pesar de que lo consideren un héroe, también comete errores. Por ello, a menudo ha sido considerado como una especie de Don Quijote pero totalmente en su juicio y con los pies en el suelo. Varios dibujantes han dado vida al Capitán Trueno, aunque el más reconocido es Ambrós. Este imprescindible de las historietas en España fue publicado entre 1959 y 1968, y merece la pena sumergirse en sus páginas y disfrutar de sus incontables aventuras.
El autor John Ryan creó las historias del capitán Pugwash con la intención de caricaturizar los famosos relatos de navegación y los hitos navales que se dieron en este ámbito, sobre todo en el Reino Unido. Las aventuras en el mar y la navegación siempre han gustado mucho en la sociedad británica, la cual está repleta de momentos históricos desde el siglo XV hasta el siglo XIX. Ryan pretendió acercar esto a los niños con unos cuentos muy divertidos, nada agresivos. De hecho pretende reírse de sus personajes para así cuestionar el estatus de idolatría que muchas veces se les profesa a los capitanes de barco. Pugwash es un capitán incompetente, y sus nefastas decisiones llevarán a su tripulación a pasar por peligros que al principio no sospechaban. Con la búsqueda de un tesoro como objetivo, por la obra desfilan maestres, grumetes y piratas, entre muchos otros. En el fondo Pugwash es cobarde, y los niños se acabarán riendo de él sin dejar de quererlo. El éxito de los libros estuvo influenciado por la serie animada de la BBC, con la cual Ryan también revolucionó el campo. Diversión sana y entretenida.
Las historias de aventuras en alta mar son innumerables, sobre todo por la importancia de los barcos en una gran parte de la Historia. Sin embargo, no son tantas las novelas que se centran en el mundo de la aviación, básicamente por lo reciente de este medio de transporte. “Biggles: los aviones se acercan” es una de las primeras representantes del género. Y, a su vez, es la primera de casi un centenar de títulos que tienen por protagonista al comandante James Bigglesworth. Este piloto británico es todo un experto pese a su juventud. Por ello, es la envidia de sus compañeras a la vez que un ejemplo a seguir. Su talento para el pilotaje y su forma de ser lo convierten en un personaje muy carismático, aunque también tiene un punto muy débil: la bebida. Las historias de Biggles están parcialmente inspiradas en las del autor, W.E. Johns, piloto durante la Primera Guerra Mundial. Si te gustan las aventuras en el aire, la descripción de combates en las nubes y la intensidad de una contienda, las aventuras de Biggles te encantarán.
El inolvidable Emilio Salgari aparece con otra historia de intrépidas aventuras como él y pocos más sabían hacer. “El capitán Tormenta” es un comandante cristiano de las cruzadas, el cual debe hacer frente a musulmanes en Tierra Santa. La historia, igual que otras de Salgari, contiene personajes femeninos valientes y únicos. La intriga también es un punto importante de esta novela, pues la trama esconde un importante secreto revelado en un tramo avanzado del libro. El atractivo del relato, como otris de Salgari, no reside sólo en su maestría para describir batallas y lugares lejanos, sino para mostrar que los sentimientos son más importantes que todo lo demás. Estos sentimientos son los que motivan a una persona lograr sus objetivos, a luchar por ellos. Y esto es lo que Salgari pretende mostrar novela tras novela. Por tanto, es otra imprescindible del autor como también lo son los cuentos de Sandokán y el Corsario Negro.
Si alguna vez has querido sumergirte en historias de marinería y navegación, “Tim y el bravo capitán” describe a la perfección la vida a bordo. Tim es un niño que se esconde en un barco para poder vivir en alta mar. Cuando el capitán se da cuenta, lo obliga a trabajar forzosamente. No obstante, Tim empieza a hacer amigos en el barco. Este libro también transmite muy bien la sensación de poder hacer lo que se quiere sin la represión de los padres. Finalmente, Tim lo pasa mal y acaba pudiendo volver con sus padres. No obstante, no cesa en su empeño de hacerse marinero profesional. Las imágenes transmiten la energía del mar y sus peligros, pero también es una perfecta introducción para los libros de aventuras más adultas.
Nombres como Capitán Nemo o Nautilus siguen estando muy arraigados en la cultura popular hoy en día. La fama de Jules Verne y sus historias sigue vigente. La descripción casi enciclopédica del fondo marino y lo que en él hay hacen de este libro un gozo incluso científico, además de novelesco. Los protagonistas, además de Nemo, son Pierre Aronax, Ned Land y Conseil, los cuales se embarcan en el submarino Nautilus en búsqueda de un misterioso monstruo. Viajan por muchos lugares diferentes, a la vez que son prisioneros del Capitán. Tienen tentativas de escape, aunque su fascinación por lo que ven es creciente. Hay que resaltar que este libro fue escrito antes de la construcción del primer submarino. No obstante y pese a su validez científica, lo importante son los personajes y sus personalidades, muy bien definidas.
Esta novela de Théophile Gaultier, autodefinido antirromántico, aunque escrita en el siglo XIX, viaja hasta el siglo XVII para tratar momentos históricos donde la épica estaba más presente. Todo ello en un tono muy divertido. El protagonista es el barón de Sigognac, heredero de un linaje noble al servicio del rey Luis de Francia, que vive solo en un castillo. Un día decide alojar a una compañía de teatro ambulante, y posteriormente los acompaña a París haciéndose pasar por el capitán Fracasa. Además, esto le permite acercarse a Isabella, una actriz de la que se enamora. Su final feliz, sus descripciones ostentosas y los personajes cómicos suponen un homenaje a la época barroca. Resulta también muy interesante por la evocación de la Francia medieval.