Si previamente nos sorprendieron con sus versiones atrevidas e irreverentes de clásicos como “Los tres cerditos”o de los antiguos cuentos de hadas, esta vez el tándem formado por Jon Scieszka y Lane Smith se reinventa para acercarnos algo que para cualquier niño puede ser angustioso: las matemáticas. Y es que el eje del libro son los problemas que un profesor plantea, y que acaban por obsesionar a toda su clase. A través de fantasías cotidianas de los alumnos y de cuestiones reiteradas al lector, Scieszka nos muestra su vena docente, y es que este célebre autor también es profesor. El estilo de Smith es también inconfundible, con el uso del collage y con atrevidas tipografías. Empezando con libros como éste, uno puede superar esa ansiedad que suponen los problemas de ciencias cuando no salen e iniciarse en su comprensión, así como en la apreciación de su esencialidad en la educación tanto como otras asignaturas.
“El castillo de púas” es uno de los clásicos más conocidos de la literatura infantil de Hungría. Esta obra, que sigue gozando de tremendo éxito y vigencia en su país de origen, retrata el medio rural del país centroeuropeo. Y lo hace István Fekete, conocido por su activismo en pos de la flora y la fauna de su patria, a través de dos jóvenes que veranean en el campo, cerca del lago Balatón. En esta época y en la susodicha región son instruidos por ancianos o lugareños experimentados, sabios que les enseñan valores que no se aprenden en otro sitio. Y es que pronto los dos muchachos sabrán defenderse de cualquier amenaza, sobrevivir en pleno monte y disfrutar concienzudamente de la naturaleza. “El castillo de púas” (“Tüskevár” en versión original) fue la Mejor Novela del Premio Big Read, de Hungría, y su éxito se relanzó con adaptaciones cinematográficas y secuelas literarias.
Esta inusual colección de cuentos tiene como referencia el conocimiento científico, para así estimular la curiosidad de los jóvenes lectores. De la mano del autor anglocanadiense Tim Wynne-Jones, descubriremos hechos desconocidos como las características de Marte y su comparativa con elementos mundanos. En “Algunos de los planetas más simpáticos” se venera al pensamiento crítico, y para ello se juega con la ciencia y se viaja al terreno de la filosofía. Los toques humorísticos nacen de ideas originales y de las metáforas que todo el mundo puede entender. Se podría decir que esta novela es todo un hito en la literatura juvenil inteligente, pues acerca a los adolescentes a la realidad. Buena muestra de ello son relatos tan fascinantes como “La noche de la granada” o “Salvemos la Luna para Kerdy Dickus”.
Aunque el protagonista de “Mi amigo el señor Leakey” es un mago, el escritor J.B.S. Haldane era un científico. Este biólogo evolutivo creó este célebre personaje para, de hecho, dar rienda suelta a la imaginación y a las curiosas ideas que en su mente germinaban. El señor Leakey vive con su dragón Pompeya y su pulpo Oliver. Este mago decide entonces celebrar una fiesta y cambiar de forma a sus invitados con trucos de magia. Una parte muy divertida de la historia es cuando el señor Leakey se desplaza en su alfombra mágica. Las situaciones disparatadas tienen cabida en esta historia de tintes absurdos, protagonizada por un sorprendente y bondadoso mago. El propio Haldane aseveró que algunos de los pasajes de la novela se inspiran en vivencias propias. Además de ello, la influencia de su profesión es tal que el relato está cargado de datos científicos y animará a los más pequeños a aventurarse en este mundo, pues gracias a “Mi amigo el señor Leakey” descubrirán lo fascinante que es.
Las historias de “El profesor Branestawn” fueron iniciadas como un programa de radio para la BBC que más adelante cobraron vida en forma de serie de libros. Norman Hunter hace gala de una desbordable imaginación creando a este genial personaje. El Profesor Branestawn es lo que se suele catalogar como un científico loco. Con sus excentricidades, Branestawn diseña artilugios de todo tipo. Con la típica bata blanca de laboratorio y gafas, el profesor está acompañado en sus aventuras por su fiel ama de llaves y por su amigo, el Coronel Dedshott. La mentalidad de ambos hombres contrasta, pues el ingenio y el idealismo de Branestawn chocan contra la estrategia y la frialdad militar de su colega. Algunos de los inventos del profesor reciben nombres como el atrapaladrones o el reloj eterno. Las aventuras escritas por Norman Hunter merecen mucho la pena como aproximación infantil a la ciencia, para despertar la curiosidad por ella a los más pequeños.
¿A quién no le suena la historia de Arquímedes y su famoso “¡Eureka!”? Este hecho histórico, quizá una leyenda, es lo que pretende plasmar la neozelandesa Pamela Allen. “El baño del señor Arquímedes” es un relato adaptado de dicho hecho. El señor Arquímedes tiene como amigos a animales típicos del país como un canguro, un wombat y una cabra. Todos juntos se meten en una bañera que empieza a desbordarse. Arquímedes se pregunta por qué sucede eso y quién tiene de todos la culpa. Con tal de solucionarlo los personajes van entrando uno a uno en la bañera, pero no logran adivinarlo. El señor Arquímedes finalmente se percata de que el volumen de agua desplazada equivale al volumen de los cuerpos sumergidos. De igual forma a como le sucedió al Arquímedes real. Así pues, Allen pretende introducir la ciencia a los más pequeños y despertar su curiosidad. La misma autora también es artífice de las divertidas imágenes que acompañan al texto. Por ello, en su conjunto este libro puede considerarse como uno de los más apropiados para iniciar a los niños en el pensamiento científico.