“El collar del somorgujo” es una de las más orgullosas representaciones de la literatura infantil canadiense. Empleando además parte del folclore de Canadá como leitmotiv, William Toye creó una historia excepcional. En ella se funden el mito y la leyenda para transmitir ideales de justicia y amor por la naturaleza, valores muy arraigados en el país norteamericano. El relato se inspira en una tradición de los nativos, quienes decían que el somorgujo, un ave característica de Canadá, podía curar la ceguera. En una ocasión, el somorgujo devolvió la vista a un anciano, y se dice que éste lo recompensó con un collar de conchas. El collar permaneció en su cuerpo y algunas conchas salpicaron por su espalda. De ahí el característico moteo del plumaje del somorgujo y su mancha en forma de collar. Además de la historia, las ilustraciones que lo acompañan, el característico collage de Elizabeth Cleaver, resultan maravillosas. Por si esto no fuera suficiente, “El collar del somorgujo” también es una descripción de los bellos paisajes canadienses, y una invitación a conocer este asombroso país a través de su literatura.
La ilustradora británica Joan Aiken hace gala de su sensacional cercanía con el público infantil en esta compilación de ocho relatos. “Un collar de gotas de lluvia” contiene historias de lo más curiosas a la vez que chocantes y delirantes. Aiken incluso se atreve con versos atractivos que animarán a los niños a participar de los relatos. Junto a la autora, el ilustrador Jan Pienkowski (famoso por la serie “Meg y Mog”) aporta unas imágenes que congenian a la perfección con lo que se narra. Sus dibujos son misteriosos, haciendo mucho uso de las siluetas, pero también cercanos y que invitan a confiar en ellos. El cuento que da título a toda la obra relata cómo una niña tiene un collar que acumula gotas de lluvia que le permitirán más adelante controlar el clima a su antojo. Pero este es sólo un ejemplo de las muchas alocadas ideas que “Un collar de gotas de lluvia” contiene y que deleitarán a los más pequeños.