La experiencia de leer “La casa embrujada” es incomparable a la de cualquier otro libro infantil. Jan Pienkowski era un perfeccionista que hizo evolucionar la literatura infantil a base de introducir detalles, ingenios y pop-ups. Muchos han dicho que esta obra es como un viaje a través de un parque de atracciones. Contiene texto e incluso una historia que seguir, pero esto queda sepultado por las apariciones de los monstruos y por los desplegables que contiene. Además, el simple hecho de que el cuento sea de terror, hace que el niño esté siempre alerta y atento a lo que está viendo. La interacción entre el lector y la obra nunca había sido llevada tan lejos como con “La casa embrujada”. Incluso el estirar un desplegable puede provocarte más de un susto… Gatos negros, ojos que se mueven, damas de aspecto lúgubre, tentáculos y muchos más detalles variopintos desfilan en esta maravilla de Pienkowski.