Como el “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, “El expreso polar” resuena en los recuerdos navideños de la infancia de cualquier niño o niña. La magia de este clásico moderno de Chris Van Allsburg se extiende hasta nuestros días, y nos impregna de nostalgia durante la Navidad. El protagonista, nada crédulo ante esta época del año, se monta en el Polar Express en contra de su voluntad. El tren está atestado de niños en pijama que también se dirigen al Polo Norte. El niño que protagoniza la historia no se deja sorprender por Santa Claus ni por sus regalos, y humildemente solicita como presente un cascabel de un reno. A la mañana siguiente el niño no sabrá discernir si lo que ha vivido era un sueño o la realidad. Esa experiencia, envuelta en una atmósfera cálida y mágica, nos ha acompañado en algún momento de nuestra niñez, y por ello gusta tanto esta excelente obra, más que merecida Medalla Caldecott en 1986.