“El erizo”, cuyo título original está escrito erróneamente adrede “The Hodgeheg” (en vez de “The Hedgehog”), ya muestra desde el primer instante el sentido del humor al cual nos acostumbra Dick King-Smith. Otras particularidades del estilo del autor son el retratar animales, generalmente débiles, que triunfan ante situaciones adversas, y que hablan y se expresan como humanos. En este texto una familia de erizos debe enfrentarse día tras día al cruce de una carretera para poder llegar al parque y cazar su comida. Ese simple instante supone para todos ellos un riesgo y una amenza a su supervivencia. El niño de la familia, Max, es agudo e inteligente, pero demasiado confiado como para querer intentar por su cuenta solucionarlo todo. Un fuerte golpe en la cabeza le provocará un defecto en el habla, pues el orden de las palabras en sus frases ya no será el mismo. Esto incrementa la gracia del cuento, y el niño que lo lea no dejará de reír ante la forma de hablar del joven erizo. Por otro lado, la victoria de estos animalillos viene a pesar del accidente, pues Max no pierde un ápice de su ingenio y encuentran uan forma de cruzar la carretera.