La novela de J. Meade Faulkner, “Moonflet”, está muy inspirada en las historias decimonónicas de aventuras y descubrimientos. Especialmente en “La isla del tesoro”. Sin embargo, incluye elementos de la propia vida del autor, sobre todo las localizaciones, la costa inglesa de Dorset. Se trata de una sucesión de estimulantes encuentros con el mar y con la vida de los marineros. Como en muchos relatos de este estilo, la moralidad mostrada es ambigua, y en ocasiones se presenta como bueno lo que realmente es ilegal o dudoso. El protagonista es John Trenchard, un huérfano que viaja en barco y frecuenta una taberna con su padrastro. Naufragios, tesoros, prisiones, contrabandistas, bebidas alcohólicas, juegos de mesa y muchos ingredientes más hacen de este libro una delicia para los jóvenes más intrépidos.
Si alguna vez has querido sumergirte en historias de marinería y navegación, “Tim y el bravo capitán” describe a la perfección la vida a bordo. Tim es un niño que se esconde en un barco para poder vivir en alta mar. Cuando el capitán se da cuenta, lo obliga a trabajar forzosamente. No obstante, Tim empieza a hacer amigos en el barco. Este libro también transmite muy bien la sensación de poder hacer lo que se quiere sin la represión de los padres. Finalmente, Tim lo pasa mal y acaba pudiendo volver con sus padres. No obstante, no cesa en su empeño de hacerse marinero profesional. Las imágenes transmiten la energía del mar y sus peligros, pero también es una perfecta introducción para los libros de aventuras más adultas.
La historia que se cuenta en “El pudding mágico” es puro surrealismo atractivo. El protagonista es Albert, un pudding con mal humor que puede cambiar de sabor a su voluntad y no se acaba. Unos ladrones, que son una zarigüeya y un wombat, pretenden robarlo. Pero Albert es protegido por una sociedad de amigos formada por el marinero Bill, el pingüino Sam y el koala Bunyip. Los cuatro viven aventuras y se encuentran con variopintos personajes, siempre intentando proteger a Albert y no perderlo. El libro describe con habilidad la necesidad de protegerse unos a otros, de buscar la paz y de la amistad. El autor, Norman Lindsay, lo escribió estando de luto por la muerte de su hermano en la Primera Guerra Mundial. Sus dibujos son muy peculiares y el humor mostrado es muy gracioso.