Lo usual en literatura infantil, sobre todo si el rango de edad es inferior a 10 años, es que las lecciones vayan dirigidas a los pequeños lectores. “Ahora no, Bernardo” es una excepción a esta regla. Bernardo es un niño que, como todo hijo, requiere ocasionalmente la atención de sus padres. No obstante, éstos están demasiado ocupados con sus asuntos y dejan a Bernardo como última tarea pendiente. Ni siquiera cuando Bernardo alerta de la existencia de un horrible ser en el jardín sus padres reaccionan a tiempo. El monstruo engulle a Bernardo y, yendo la historia un paso más allá, sustituyo al niño como hijo. Los padres no se molestan ni en mirar para percatarse que no es su hijo el que está ahora en la casa. David McKee emplea una ingeniosa combinación de ilustraciones y texto para reñir a aquellos padres que desatienden a sus hijos. Y es que muchas veces hay que controlar la situación antes de que sea demasiado tarde. Los lectores más pequeños disfrutarán aleccionando a sus progenitores con este fabuloso cuento.
La sueca Gunilla Bergström muestra aquí una obra oscura en la que se alecciona a los niños para que hagan buenas acciones. Su célebre personaje Alfons no concilia el sueño por las noches porque dice que hay un monstruo bajo su cama. El monstruo realmente es una extensión de su arrepentimiento, pues ha tratado mal a un compañero de clase. Los remordimientos de Alfons siguen creciendo cuando durante toda la semana escolar su compañera no aparece por clase. Alfons se esfuerza en realizar buenas acciones, y finalmente el monstruo bajo su cama desaparece. Realmente, este libro es todo un ejercicio de psicología infantil, pues Bergström aborda contextos cotidianos para mostrar los principales miedos y defectos de un niño. Todo ello sin dejar de contar que los más pequeños tienen algo mágico que a todos nos apena cuando sufren, y por eso es nuestro deber educarlos para ayudar a construir un mundo mejor.