Posiblemente casi en ninguna otra obra infantil dos colores habían sido utilizados como elementos narrativos de relevancia en la trama. La omnipresencia del azul y el naranja en “Cion Cion Blu” puede llevar incluso a confusiones ocasionales. Cion Cion Blu es un campesino chino que no tenía mucho dinero. Trabaja el campo y para descansar se retira a su sombrilla, la cual le es suficiente. Por accidente, Cion Cion Blu descubre el helado y decide ir a la Ciudad Imperial a venderlo y hacerse rico. Como en cualquier reto que uno se marca en la vida, el camino está lleno de obstáculos y Cion Cion Blu intercambia experiencia con bandidos pero también con emperadores. A todos ellos trata de ayudar, y el protagonista se gana el cariño de toda persona con la que se cruza. De esta manera se demuestra el carisma natural de Cion Cion Blu, el cual deriva de su humildad y sencillez. Este genial libro, de Pinin Carpi, se vale de las excepcionales ilustraciones de Iris de Paoli para hacer del azul y el naranja una combinación muy especial.
Actualmente el cuento de “La vaca naranja” es muy famoso. Se trata de un clásico de los relatos para niños. Lo que poca gente sabe es que fue escrito por un niño de siete años llamado Nathan Hale y que su padre lo descubrió y lo envió a un editor francés. Más adelante sería publicado en la editorial Flammarion, donde sorprendió por su frescura y su originalidad. El cuento trata de una vaca de color naranja que escapa de su granja dispuesta a vivir aventuras inolvidables. No obstante, enseguida enferma y precisa la ayuda de un amable zorro para curarse. El zorro se toma muy en serio su labor de enfermero y cuida a la vaca naranja con muchísimo esmero. Cuando la vaca consigue recuperarse, el dueño de ella, el señor Leblanc, ha puesto un anuncio en el periódico ofreciendo una recompensa. La vaca naranja vuelve a su hogar y el zorro entonces es compensado por haber tratado de forma tan generosa a su nueva amiga. Por supuesto, los animales protagonistas hablan y enseñan puntos débiles del ser humano, y muestran que las apariencias a menudo engañan.