Esta autora alemana, que representa con su obra Campos verdes, campos grises la corriente más realista de la literatura infantil europea, ofrece en este título de 1969 un conjunto de relatos cortos donde el humor absurdo, la broma y el sinsentido son los protagonistas. Escaparates del espíritu del 68, estos cuentos breves nos trasladan una visión ingenua de los seres humanos y sus comportamientos buscando conectar con los niños a través de lo más auténtico de la infancia: una cierta anarquía, una simplicidad alegre y una benevolencia en la mirada hacia el mundo. Las historias se construyen a partir de una anécdota que se desarrolla a veces desde la acumulación, la concatenación, la desmesura o la sorpresa. Recursos variados para provocar la sonrisa en el lector. Tanto los animales como los seres humanos que protagonizan las historias resultan candorosos y no hay en este libro un atisbo de crítica o de amargura. La literatura también educa a los niños en el sentido del humor y estos cuentos se incluyen en la corriente de las obras que años más tarde ha continuado Franz Hohler o Nesquens en España. Las ilustraciones actualizan los textos concediéndoles un aire renovado que en su esencia nunca perdieron.