Philippa Pearce usa una vez más los elementos autobiográficos típicos de su obra en este “Minnow en el Say”. El escenario es el medio rural inglés que envuelve a Cambridge y la época es la infancia durante las vacaciones de verano. Aunque posee reminiscencias de la niñez de Pearce, el protagonista es David, quien ayuda a Adam Codling a encontrar un tesoro vital para este último. Si no lo consigue, corre el riesgo de ser excluido por su familia. Aunque la premisa es la de una novela de aventuras, la historia va mucho más allá, sirviendo de crítica de las desigualdades sociales en la Inglaterra de los años 50. Ahí reside la riqueza del libro, junto a matices que evocan sensaciones agridulces de la infancia. Y es que, a pesar de que infinitamente es una época de felicidad cuando se vive, también nos acompañaron en ella acontecimientos difíciles que nos han marcado y que hemos debido superar. Y que, por supuesto, han moldeado nuestra mentalidad adulta. Philippa Pearce se adelanta a todo ello enseñándoselo al pequeño lector con este excepcional relato.
De seguro que todos los escritores habidos y por haber tienen una deuda pendiente con sus iguales previos. Es decir, todo autor ha recibido inspiración de sus compañeros de profesión. A pesar de esta obviedad, lo cierto es que no todos saben reconocerlo debidamente. Eleanor Farjeon sí. Y es que esta novelista británica mezcló vivencias de la infancia y la influencia literaria que otros habían tenido sobre ella en “La pequeña biblioteca”. Este compendio de cuentos reúne casi una treintena de historias al estilo de los cuentos de hada y fantasía tradicional. Farjeon se sitúa en la biblioteca de su hogar y la torna epicentro de un revoltijo de ideas surgida de sus experiencias, hechos históricos y lecturas como la poesía renacentista o los mitos del Antiguo Egipto. En la obra se vislumbran referencias a los hermanos Grimm, Oscar Wilde y Hans Christian Andersen, entre otros. Una recopilación de visita obligada esta biblioteca de Eleanor Farjeon.
La poesía es uno de los géneros de la literatura que debería presentarse adecuadamente a todo niño desde la más tierna infancia. Que posteriormente quiera seguir disfrutándolo o se sumerja en el maravilloso mundo del verso, es su decisión, pero que al menos se le facilite el conocerlo. Una de las mejores obras para introducirse en las rimas es “Navidad de un niño en Gales”, del célebre poeta galés Dylan Thomas. La obra literaria fue predecida en su publicación por una narración en radio de tremendo éxito un año antes, en 1953. Considerada todavía una de las mejores narraciones en verso para niños de siempre, Thomas nos evoca sentimientos de la infancia como si los estuviésemos viviendo. A su lado está el fabuloso ilustrador Edward Ardizzone, quien facilita sobremanera la tarea de conmover con sus trazos. Thomas rememora, especialmente, la Navidad y todo lo que ella conlleva, como época familiar y cuyos recuerdos quedan grabados a fuego en la memoria de cualquier persona a lo largo de su vida. Cualquier detalle de este cuento, ya sea la nieve como los juguetes o los villancicos, causarán una agridulce sensación en el lector, fruto de esa melancolía por la infancia que siempre arrastramos.
La historia que Cecil Day-Lewis nos cuenta en “Incidente en Otterbury” transcurre en el Londres de después de la Segunda Guerra Mundial. El relato está claramente influenciado por la película francesa “Nosotros los chicos”, y supone el único cuento para jóvenes del autor. Los protagonistas son adolescentes que saben crear una especie de microcosmos entre ellos, como si fuera una sociedad hecha a su medida. Aunque quizá la ciudad no sea descrita de forma tan rigurosa, las relaciones personales entre chicos que pretenden ser adultos son expresadas de forma muy veraz. Algunos personajes son Nick, Ted, Toppy, Johnny Sharp y The Wart. Las historias van desde las batallas de pandillas en la calle a partidos de fútbol que acaban con ventanas rotas. Se nota que los chicos viven en un ambiente de posguerra y, utilizando el Londres bombardeado como escenario, recrean estrategias militares. Aunque pueda transmitir un poco el carácter belicoso de los jóvenes, en el fondo todos tienen corazón y un sentido del honor bastante fuerte.
Si alguna vez has querido sumergirte en historias de marinería y navegación, “Tim y el bravo capitán” describe a la perfección la vida a bordo. Tim es un niño que se esconde en un barco para poder vivir en alta mar. Cuando el capitán se da cuenta, lo obliga a trabajar forzosamente. No obstante, Tim empieza a hacer amigos en el barco. Este libro también transmite muy bien la sensación de poder hacer lo que se quiere sin la represión de los padres. Finalmente, Tim lo pasa mal y acaba pudiendo volver con sus padres. No obstante, no cesa en su empeño de hacerse marinero profesional. Las imágenes transmiten la energía del mar y sus peligros, pero también es una perfecta introducción para los libros de aventuras más adultas.