Cuando a veces empleamos el dicho “todo tiempo pasado fue mejor”, seriamente debemos plantearnos si estamos en lo cierto o no. Una muestra es la Edad del Bronce, que es cuando se sitúa esta fabulosa novela de Rosemary Sutcliff. La autora inglesa, que tan bien nos acostumbró con sus ficciones históricas épicas y emotivas, relata esta vez algo crudo y muy alejado de nuestra vida ahora. Drem pertenece a una tribu que habita la campiña inglesa durante la citada edad. La prueba que su pueblo le impone para hacerse adulto es matar a un lobo. Si esto de por sí no es suficientemente desalentador, Drem además tiene discapacidades físicas y no recibe un mínimo trato de compasión, pues éste no existía. Haciendo honor de la Ley del Más Fuerte, Drem debe abandonar a los suyos para sobrevivir, pues éstos no son comprensivos y la obligación del joven es demostrar su valentía y sus aptitudes. El resto de elementos característicos del relato los podemos imaginar: entornos indómitos, animales salvajes y valores nada arraigados en la actualidad.
Patricia Polacco se lanzó con una enternecedora historia, prácticamente autobiográfica, que cuenta el devenir de una familia a lo largo de todo un siglo. Y para ello se vale de un objeto de tremendo valor sentimental, leitmotiv con el que muchos lectores pueden sentirse identificados. Para Polacco, dicha “joya” familiar es una colcha, la cual da título a la obra. La colcha fue confeccionada por la tatarabuela de la autora tras inmigrar a Estados Unidos, y desde entonces protagonizó los instantes más relevantes de esta familia judía de origen ruso. Los recién nacidos eran arropados con ella, presidió estancias como dosel, acompañó celebraciones como mantel y, sobre todo, sirvió para calentar en los momentos más fríos. La autora siempre ha demostrado que esta manta tan especial, protagonista absoluta de “La colcha de los recuerdos”, todavía es usada, y las generaciones que están por venir… Un conmovedor cuento de familia aderezado además con las ilustraciones al carbón de la propia Polacco.
“El huerto de Joseph” fue nominado al prestigioso Premio Kate Greenaway. Que no lo ganara no es indicativo de que no lo mereciese, pues esta obra de Charles Keeping es una sencilla historia que transmite ideas y reflexiones muy complejas. Joseph es un niño que vive en una ciudad inglesa y cuyo jardín se asemeja más a un huerto. El terreno está desierto de cualquier vegetal, y Joseph decide plantar una rosa. El desarrollo de ésta no termina de cuajar porque Joseph, ignorando las consecuencias de sus acciones, interfiere en él. Primero la arranca, luego la sobreprotege y finalmente la ahoga. El mensaje que Joseph capta de todo ello es que debe dejar que la naturaleza siga su curso, y que con paciencia y tiempo logrará ver crecer a su rosa. Y así sucede, puesto que ésta crece hasta ser el arbusto más hermoso del huerto, y servirá de cobijo a pájaros y de sombra a otros animales. Aunque a un adulto algo tan sencillo como ver crecer a la planta no le fascina, siempre es interesante sentirse otra vez niño y ver los ojos a través de una cabeza ingenua y maravillada. Una obra de arte en forma de libro infantil de manos de un autor británico muy querido.