La Medalla Carnegie de 1999 premió a Aidan Chambers y su profundidad a la hora de ofrecernos relatos que, por la pasión con que están escritos, beben de la propia experiencia del autor. Y es que Chambers, antes de dedicarse a la literatura, fue monje y maestro. “Postales desde tierra de nadie” se construye a través de dos tramas argumentales que poco a poco van convergiendo. Por un lado, el protagonista es Jacob, adolescente que decide indagar en el pasado de su abuelo visitando los Países Bajos y a una señora mayor llamada Geertrui que conoció a su ascendiente. Por otro lado, Geertrui es la protagonista y la narración se sitúa décadas atrás. La novela permite reflexionar sobre aspectos de la sociedad que se dan por sentados, como la aparente libertad que resulta no ser tanta porque hay aspectos mal vistos por los demás. Y otros temas controvertidos como la ambigüedad moral, la condición sexual, el adulterio y la eutanasia. Como vemos, “Postales desde tierra de nadie” alberga todos los ingredientes para justificar la aclamación y galardondes recibidos.
Robert Swindells destaca por su firme postura antibélica y en contra del empleo de armas nucleares. Utilizar éstas implica dejar de matar selectivamente para arruinar millones de vidas inocentes. Esto no implica que Swindells no critique la guerra como tal, pues así lo hace. “Hermano en la tierra” está protagonizado por Danny Lodge, superviviente de un bombardeo que ha derruido toda Yorkshire. Su madre cayó en el ataque y su padre es objetivo del nuevo gobierno por disponer de alimentos en su sótano. Además de la guerra aérea, en las calles surgen posiciones encontradas para poder sobrevivir. Los otrora vecinos y compañeros ahora se atacan mutuamente y de forma instintiva por llevar su vida adelante. Como vemos, Swindells denuncia el comportamiento humano en los peores momentos, miserable, mezquino y egoísta. Aun así, deja un resquicio para la esperanza con la amistad de Danny y Kim, y con los cuidados que recibe el hermano de Danny por parte del propio protagonista. “Hermano en la tierra” es una recomendable novela en tiempos de indignación para no olvidarse que los seres humanos debemos comportarnos racionalmente.
El movimiento ecologista se inició hace décadas, pero actualmente ha alcanzado su cénit y está en boca de todos. Es por ello que esta obra de Michael Foreman tiene más vigencia que nunca en los tiempos corren. “Los dinosaurios y los residuos” relata cómo estos seres empiezan a destrozar todo lo que se encuentran alrededor, lo apilan e, inconscientemente, limpian la Tierra de la acción del hombre. Entonces, unos visitantes espaciales se percatan que nuestro planeta vuelve a ser un lugar agradable en el que vivir. Estos visitantes reclaman un trozo de la Tierra, y los animales, junto con los dinosaurios, acuerdan que el planeta pertenece a todos y que pueden disfrutarlo, siempre que la cuiden. Como vemos, ecologismo elevado a la máxima potencia, todo ello a través del humor y el estilo de Foreman. El éxito de la obra se acentuó por su adaptación a teatro infantil y por su uso a menudo en las escuelas, todo ello sin quitar un ápice de su valor como historia para entretener.
El estadounidense William Steig se inició en la literatura infantil pasados los 60 años, pero no por ello impactó menos en este mundo. “Amos y Boris” es uno de sus libros más queridos y celebrados. Esta especie de fábula contemporánea es una oda a la amistad. Los protagonistas son Amos, un ratón, y Boris, una ballena. Entre ambos surge un vínculo aparentemente imposible que se irá haciendo más fuerte a medida que ambos descubren que tienen más cosas en común de lo que se pensaban. Los dos personajes tienen buen corazón y se ayudan mutuamente, en algunos casos incluso salvándose la vida. Un punto de inflexión que los hará inseparables es cuando descubren que son mamíferos, aunque uno de tierra y otro de agua. Esto los unirá más emocionalmente, aunque a la vez supondrá que cada uno tenga que vivir en su hábitat. Sin embargo, la amistad es para siempre y es maravillosa, como todos los pequeños lectores irán descubriendo en su vida.
La aparición de “El Hobbit” como cuento infantil puede sorprender a más de uno. Esta célebre historia, de moda gracias a las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson, fue concebida por J.R.R. Tolkien como un relato para transmitir a sus hijos. El escritor británico, nacido en Sudáfrica, se lo tomó de forma tan seria que recreó un universo al completo con tan sólo su imaginación: la Tierra Media. Aunque “El Hobbit” tiene un lenguaje más sencillo e infantil que “El señor de los anillos”, ambas novelas pertenecen a las sagas de la Tierra Media y son la principal fuente de información para conocer la mitología tolkieniana. Este autor, venerado por muchos, es considerado el padre de la fantasía moderna. Creó razas (hobbits), lugares y hasta nuevas lenguas, para dotar a sus libros de una identidad propia. Tolkien era un estudioso de las mitologías y las lenguas, y así lo demostró en su obra. Legiones de fans han disfrutado con esta aventura en la que Bilbo ayuda a una compañía de enanos a recuperar sus antiguas posesiones. Todo un clásico de la literatura universal que merece la pena leer una vez, como mínimo.
La entrañable historia de Sussi y Biribissi es la de dos amigos movidos por su novela favorita: “Viaje al centro de la Tierra”, de Jules Verne. Estos dos jóvenes florentinos, físicamente dispares entre sí, creen poder llegar al corazón del globo terrestre y, para ello, emprenden una aventura al más puro estilo Verne. Se introducen en las alcantarillas de la ciudad, donde se hacen amigos de un gato y un topo. Realmente nunca llegan a niveles muy profundos, pero van apareciendo en puntos de la ciudad que incluso ellos desconocían. Así, tienen una sensación de haber vivido múltiples aventuras sin haber salido de Florencia, y esto les ayuda a conocer mejor la realidad de su propia ciudad. El autor es Paolo Lorenzini, que adoptó el apellido de su tío, Carlo Collodi, aprovechando el tirón de éste con “Las aventuras de Pinocho”.
“Viaje al centro de la Tierra” es una de las novelas más famosas del archiconocido Jules Verne. Es considerado uno de los padres de la ciencia ficción y lo demostró con sus ingeniosas visiones de transportes y viajes, muchas de ellas premonitorias. En este libro en particular cuenta una expedición al núcleo terrestre, muy especulativa, que posteriormente se ha demostrado no tan acertada. Sin embargo, el espíritu científico y aventurero es descrito con mucha integridad. El viaje es emprendido por un profesor alemán, Otto Liedenbrock, y su sobrino Axel. La historia comienza por las sospechas de Otto ante unos antiguos códigos islandeses que insinuaban que la entrada al Centro de la Tierra estaba allí. Una vez en este país insular y nórdico, contratan a un guía y emprenden su travesía entrando por el cráter de un volcán. Las excitantes visiones y situaciones son dignas de descubrir, así como el final de este fantástica novela, hoy todavía muy vigente por la fama de su autor.