La aparición de “El Hobbit” como cuento infantil puede sorprender a más de uno. Esta célebre historia, de moda gracias a las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson, fue concebida por J.R.R. Tolkien como un relato para transmitir a sus hijos. El escritor británico, nacido en Sudáfrica, se lo tomó de forma tan seria que recreó un universo al completo con tan sólo su imaginación: la Tierra Media. Aunque “El Hobbit” tiene un lenguaje más sencillo e infantil que “El señor de los anillos”, ambas novelas pertenecen a las sagas de la Tierra Media y son la principal fuente de información para conocer la mitología tolkieniana. Este autor, venerado por muchos, es considerado el padre de la fantasía moderna. Creó razas (hobbits), lugares y hasta nuevas lenguas, para dotar a sus libros de una identidad propia. Tolkien era un estudioso de las mitologías y las lenguas, y así lo demostró en su obra. Legiones de fans han disfrutado con esta aventura en la que Bilbo ayuda a una compañía de enanos a recuperar sus antiguas posesiones. Todo un clásico de la literatura universal que merece la pena leer una vez, como mínimo.