Un clásico de las novelas de detectives para niños en particular y de la literatura infantil francesa de posguerra en general es “El caballo sin cabeza”. El misterioso título deriva de un cuerpo de caballo estropeado que los niños protagonistas montan sobre ruedas y utilizan para divertirse. Dicho baluarte de la pandilla protagonista desaparece un día en condiciones misteriores. Es entonces cuando los jóvenes, intrigados por los sucesos, unen fuerzas con la policía para detener a los malhechores. El relato tiene dosis de suspense que mantendrán pegado a cualquier lector incipiente, así como los elementos característicos de las mejores historias de detectives. El inmejorable escenario es el París de los suburbios y tras la Segunda Guerra Mundial. El autor es Jean Sabran, quien bajo el pseudónimo Paul Berna publicó literatura infantil y logró bastante éxito con ello. Como se ha comentado, un clásico cuya popularidad se multiplicó con la adaptación cinematográfica de Disney en los años 60.
El transcurrir de “La U Roja” recuerda muchísimo al de otras historias detectivescas para niños como “Detectives en togas”, “Los cinco” o “Emilio y los detectives”. Ambientada en la Alemania de los años 30’, los protagonistas son una pandilla de muchachos que se dedican a bromear con sus vecinos sin sentir remordimientos por ello. Un cierto día empiezan a recibir cartas misteriosas que tienen como remitente a La U Roja, y que obliga a los niños a portarse bien o amenaza con delatarlos. La U Roja propone buenas acciones a los muchachos, como cuidar a un pájaro que está en apuros o buscarle empleo a una persona que no lo tiene. El punto álgido de produce cuando unos criminales de verdad entran en escena y los protagonistas deben salvar a un niño del secuestro. Lo bueno de esta historia de Wilhelm Matthiessen, además de su intrigante trama, es que sirve como retrato de la sociedad alemana de antaño, pues tiene una genial contextualización histórica.
Otras de las exitosas sagas del Sindicato Stratemeyer es Nancy Drew, la cual se inicia con este fabuloso “El secreto del viejo reloj”. Las novelas de Nancy Drew supusieron una de las primeras introducciones de un detective femenino en la literatura. Casi una treintena de escritores participaron en las muchas historias que el Sindicato creó sobre este personaje. Nancy tiene dieciséis años y se marcha de la escuela para dedicarse a solucionar los problemas de otros. En la primera entrega se enfrenta a una disputa de herencias familiares, en la que un viejo reloj contiene las partes esenciales de un testamento. El personaje evoluciona y crece con cada novela, y esto se nota en su forma de desarrollar las intrigas. Pero, por supuesto, sin perder un ápice del entusiasmo y talento que caracteriza a esta carismática investigadora. Se trata de una muy buena recomendación del género detectivesco.
Las historias de detectives en el contexto del género infantil sufrieron un verdadero auge durante la década de los 30’. Un buen paradigma es “Emilio y los detectives”. A este genial libro de Erich Kästner, ilustrado por Walter Trier, no le falta ningún ingrediente de los mejores relatos de intriga. Persecuciones, pistas falsas, giros argumentales, roles marcados y tensión son algunos de los citados ingredientes. Emilio es un niño que va solo en tren a Berlín a visitar a unos familiares, y lleva consigo un sobre de dinero para su abuela. Mientras duerme, alguien le roba dicho sobre. Entonces Emilio pide ayuda a Gustavo, un chico que se rodea de otros niños justicieros que se encargarán de dar caza al ladrón. El malhechor resulta ser un individudo con antecedentes por atracos a bancos, y Emilio es recompensado con una suculenta cifra. Como se ha comentado, esta obra no tiene nada que envidiar a otras como Tintín, Arsenio Lupin o los Hermanos Hardy, aunque sí que tiene un enfoque más infantil.
El Sindicato Stratemeyer se caracteriza por series exitosas de libros como “Nacy Drew” o “La familia Bobbsey”. Además de éstas, por supuesto, están “Los hermanos Hardy” (The Hardy Boys), protagonistas de una de las sagas más importantes de la intriga adolescente. Los hermanos Hardy son detectives privados por vocación familiar, ya que su padre lo había sido antes que ellos. Frank y Joe, que es como se llaman, viven con sus padres y su tía, y a menudo tienen como ayudante a un compañero de escuela. La descripción del método policial así como el trabajo de incógnito son exquisitos en estas historias. La forma de reaccionar de los hermanos inducirá seguridad en los jóvenes lectores, los cuales se creerán más suficientes que muchos adultos. Sus historias han entretenido a miles de niños a lo largo de las generaciones, sobre todo acercándolos a obras más adultas sobre detectives. Por supuesto, también sirven como representación del adolescente de las décadas de los 30’ y 40’. A este respecto, los libros fueron reescritos para eliminar detalles discordantes con la época actual. Las historias de los hermanos Hardy han dado pie a un amplio merchandising.
El libro de Henry Winterfeld “Detectives con togas” es un vivo relato de intrigas políticas y misterios en la Antigua Roma centrado en unos jóvenes. El protagonista es Caius, un chico que es a menudo presionado en su escuela por su escasa inteligencia. Uno de sus compañeros, Rufus, va demasiado lejos y se ríe de él escribiendo “Caius es un estúpido” en la pizarra. El profesor decide castigarlo expulsándolo, y al día siguiente toda la clase se sorprende esperando al maestro sin que éste aparezca. Cuando van a su casa descubren que alguien lo había encerrado en su propio armario. El profesor se retracta de su decisión de expulsar a Rufus y todos van a comunicárselo. No obstante, aparece en un templo la misma pintada en alusión a Caius, y los jóvenes de Roma se movilizan para llevar ante la justicia al malhechor. Se trata de un cuento infantil que inicia a los niños en los relatos detectivescos y en tener un espíritu curioso.