Las historias de detectives en el contexto del género infantil sufrieron un verdadero auge durante la década de los 30’. Un buen paradigma es “Emilio y los detectives”. A este genial libro de Erich Kästner, ilustrado por Walter Trier, no le falta ningún ingrediente de los mejores relatos de intriga. Persecuciones, pistas falsas, giros argumentales, roles marcados y tensión son algunos de los citados ingredientes. Emilio es un niño que va solo en tren a Berlín a visitar a unos familiares, y lleva consigo un sobre de dinero para su abuela. Mientras duerme, alguien le roba dicho sobre. Entonces Emilio pide ayuda a Gustavo, un chico que se rodea de otros niños justicieros que se encargarán de dar caza al ladrón. El malhechor resulta ser un individudo con antecedentes por atracos a bancos, y Emilio es recompensado con una suculenta cifra. Como se ha comentado, esta obra no tiene nada que envidiar a otras como Tintín, Arsenio Lupin o los Hermanos Hardy, aunque sí que tiene un enfoque más infantil.