El ganador del Premio Nobel de Literatura, John Steinbeck, supo también aproximarse a la literatura infantil con gran maestría. Un paradigma son los cuatro relatos que componen “El poni rojo”. El protagonista es Jody, un chico de diez años que vive en un rancho. Jody es enseñado en las labores rurales por su padre, quien además le muestra todo lo que sabe sobre los animales. El joven es también aleccionado por el peón Buck. Por ello, cuando el padre le regala a Jody un poni rojo éste se entusiasma tratando de domarlo. Poco a poco, Jody intentará que el poni acepte la silla de montar y esté listo para cabalgar. El poni muy pronto se convierte en un tesoro para Jody, un motivo de orgullo para él y algo por lo cual los demás lo respetan. No obstante, la desgracia se cierne sobre el chico, y el poni muere tras ser lasmitado en una tormenta. Jody no puede despedirse de él y todavía no había llegado a montarlo. Una furia irracional invade a Jody, y parece que no puede superar el fallecimiento del poni rojo hasta que un nuevo poni es parido por la yegua Nellie. Steinbeck aborda a la perfección temas dolorosos, incluso cuando se trata de niños o jóvenes. “El poni rojo” es una buena aproximación a la obra de este autor.
Joanna Cannan es considerada una de las mejores escritoras que ha desarrollado el tema de los ponis, tan apreciado por el público femenino. Tras ella, sus tres hijas siguieron siendo novelistas y llevaron un paso más allá la habilidad de su madre para contar relatos sobre ponis. La novedad aportada por Cannan es que el narrador no es el poni, sino la dueña, en este caso Jean. Esta chica se ve obligada a desplazarse de la ciudad al campo, y adaptarse a su nuevo estilo de vida de forma fortuita. Los primos de Jean se burlan de ella por su ineptitud ante las adversidades y porque se regocijan en su torpeza en las tareas campestres. Finalmente, Jean aprende a montar a caballo y el resto callan ante el talento de su prima. Cannan fue célebre tanto por sus novelas de ponis como por las de detectives, a las cuales se dedicó en una etapa más tardía de su obra. “Un poni para Jean” es un genial ejemplo de la aptitud de Cannan para desarrollar este tipo de historias.