Cuando parece que los cuentos clásicos no pueden dar más de sí, a pesar de haberse mostrado como fuentes inagotables de adaptaciones, alguien sorprende dándole una vuelta de tuerca a la historia. Esto es lo que hizo, con notable éxito, el ilustrador y autor chino Ed Young en “Lon Po Po”. Young abordó la tan trillada historia de Caperucita Roja y le añadió detalles del folclore y de la tradición oral chinas. La Medalla Caldecott que recibió en 1990 es la muestra del triunfo de esta versión del cuento. La trama es similar a la original, pero en este caso es el lobo quien va a casa de tres hermanas pequeñas, cuando estos se han quedado solos porque su madre ha ido a visitar a su abuela. El lobo tiene las mismas intenciones de comérselos, pero la desconfiada Shang descubrirá el pastel. Confabulando con sus hermanas, las tres juntas urdirán un plan para deshacerse del malvado lobo. Si creías haberlo leído todo sobre Caperucita Roja, prueba a leer “Lon Po Po” y déjate sorprender de nuevo.
El pasado es un lugar difícil para vivir. Cuando éste ha sido bello, entonces hablamos de nostalgia. Por otro lado, si el pasado es nefasto, sus horrores nos acompañarán para siempre. Esta es la principal premisa de “Alquimia roja”, Libro del Año en Canadá por la C.L.A. en 1991. Su autor, Michael Bedard, ha sabido combinar en su obra situaciones realistas con detalles fantásticos que la enriquecen, emanando un aire inquietante y atractivo. En este caso, el protagonista es Cass, un adolescente que se muda a una casa vieja en Toronto junto a su madre, la cual está sumergida en su tesis. Cass se busca la vida y comienza a trabajar en un cine, donde conoce al señor Magnus, un hombre misterioso cuyo pasado resulta absorbente. Cass y su amigo Maddy investigan y descubren que Magnus hace alquimia, y que es un veterano de la Primera Guerra Mundial traumatizado por los horrores del conflicto. La apertura de Magnus hacia los niños le ayudará a superar sus miedos y traumas, y a eliminar pesadillas. Todo envuelto en un aura de magia y esoterismo que cautiva más todavía. Esta novela no dejará indiferente a nadie y aporta reflexiones esenciales sobre la juventud, la soledad, el espíritu y el pasado.
El transcurrir de “La U Roja” recuerda muchísimo al de otras historias detectivescas para niños como “Detectives en togas”, “Los cinco” o “Emilio y los detectives”. Ambientada en la Alemania de los años 30’, los protagonistas son una pandilla de muchachos que se dedican a bromear con sus vecinos sin sentir remordimientos por ello. Un cierto día empiezan a recibir cartas misteriosas que tienen como remitente a La U Roja, y que obliga a los niños a portarse bien o amenaza con delatarlos. La U Roja propone buenas acciones a los muchachos, como cuidar a un pájaro que está en apuros o buscarle empleo a una persona que no lo tiene. El punto álgido de produce cuando unos criminales de verdad entran en escena y los protagonistas deben salvar a un niño del secuestro. Lo bueno de esta historia de Wilhelm Matthiessen, además de su intrigante trama, es que sirve como retrato de la sociedad alemana de antaño, pues tiene una genial contextualización histórica.
“La pequeña locomotora roja ya tiene nombre” fue un popular libro durante la Segunda Guerra Mundial en Gran Bretaña, escrito por Diana Ross. Algunos de los temas tratados se relacionan directamente con el conflicto bélico. La protagonista es una locomotora roja que sólo realiza viajes cortos y en el ámbito rural. Todos se ríen de ella y ésta se siente poco respetada. Ni siquiera tiene un nombre propio y tiene una libertad muy restringida. El momento clave para darse a conocer llega cuando dos grandes locomotoras tienen accidentes y la protagonista va a salvar al Rey de las locomotoras. Este Rey la acaba recompensando otorgándole trayectos de líneas principales y además bautizándola como “Real Roja”. Los valores de este libro son antibélicos, pues todos pueden colaborar para evitar conflictos; y todos pueden luchar por una libertad cuando no la sienten, sin sentirse intimidados por los más poderosos.