Cualquier niño ha tenido la oportunidad de disfrutar, en algún momento de su infancia, de la serie animada de “Dragon Ball”. Como la mayoría de animes japoneses, éstos vienen predecidos por una obra original en forma de cómic. Con esta creación Akira Toriyama pasó a convertirse en el mangaka más famoso a nivel internacional y uno de los más vendidos de todos los tiempos. Son Goku, Gohan, Goten, Krillin, Vegeta y compañía nos acompañan a través de más de 500 capítulos que, a su vez, hacen de esta obra una de la más longevas. Las premisas son las de cualquier aventura fantástica, pero con toques originales. La misión de Goku es encontrar las siete bolas de dragón para poder hacer reaildad cualquier deseo. Goku es el arquetipo de protagonista con un carisma superior al resto, que se nos muestra como un “elegido”. Toriyama no duda en ponerlo en apuros, y de esta forma el carácter de “Dragon Ball” se transforma de un producto infantil a otro más juvenil. Mientras que al principio abunda el humor, más adelante éste da paso a las artes marciales y la violencia, y la lucha entre el bien y el mal. Para todos los que han gozado con “Dragon Ball” durante su infancia, he aquí la obra original.
Lucky Luke se ha ganado a pulso ser el vaquero más célebre entre el público infantil. Además de por la exitosa serie televisiva de dibujos animados, por la obra original del excepcional Morris. En la primera entrega de la longeva saga, “Lucky Luke: Arizona 1880”, nuestro querido amigo ya apuntaba maneras. A lomos de su inseparable Jolly Jumper, Lucky Luke encarna al típico vaquero solitario que hace frente a las injusticias en el Salvaje Oeste. Con la particularidad que, dirigiéndose al público infantil, se suprime la violencia y se agudiza el ingenio en las decisiones del vaquero. Aunque en este primer número no aparecen los famosos hermanos Dalton, sí que se enfrentan a Lucky Luke los malvados Big Belly, Pablo y Cheat. Asimismo, algunas de las características que los fans de la obra siempre tienen en mente ya hacen acto de aparición: la silueta recortada de Lucky Luke en el atardecer, su deambular sobre su caballo tocando la armónica o su rapidez al desenfundar más rápido que su propia sombra. Si eres aficionado a este entrañable vaquero, no te lo pienses. Si todavía no lo conoces, ¿a qué esperas?
De la saga homónima, este libro es realmente el segundo de la misma. La saga completa de “La casa de la pradera” cuenta la infancia de la autora, y se inició con el fabuloso “La casa del bosque”. En este libro se cuenta el viaje de la pequeña Laura Ingalls con su familia desde Wisconsin hasta Kansas. Los padres de Laura muestran una actitud positiva que intentan transmitir a la niña para que se sienta segura a lo largo del viaje y para que distraiga su mente de los peligros del camino. La precisión histórica del relato es admirable, y se describen paisajes, vestimentas, costumbres y la presencia de los nativos norteamericanos. Como en otras novelas de Ingalls, la mirada es más adulta de lo que puede parecer, y la melancolía y crudeza conviven con la inocencia de la pequeña protagonista. Una imprescindible de la literatura infantil de Estados Unidos.