Esta historia contada a dos bandas permitió a Jamila Gavin conseguir el Whitbread Book of the Year en el año 2000. “Un niño de Coram” es una suerte de ficción histórica de trama potente y sustentada a través de la lucha contra las injusticias y lo establecido por parte de sus protagonistas. De un lado están Alexander y Thomas, que juntos acuden a un coro catedralicio; y de otro Aaron y Toby, abandonados en Londres, en el hospicio de Coram. Ambas parejas de amigos, no relacionadas entre sí, hacen valer la fuerte unión existente entre ellos y demuestran que la amistad puede mover montañas. Aunque, como se ha comentado, no existe vínculo, sí comparten enemigo: Otis Gardiner, quien se dedica a sustraer a niños del condado. Desde luego, esta novela habla de una época convulsa, la Inglaterra del siglo XVIII, y ofrece reflexiones al lector que le ayudarán a madurar. Un elemento que Gavin también maneja a la perfección es el homenaje a la música y su efecto positivo en la vida de las personas.
El talento de Tohby Riddle como dibujante quedó más que patente en “La gran escapada del zoo de la ciudad”, una obra maestra en sí misma convertida en clásico universal desde su inmediata publicación. La historia tiene como punto de partida la fuga de una serie de animales de un zoológico, y las aventuras que empiezan a partir de entonces. Los improbables protagonistas son una tortuga, un elefante, un flamenco y un oso hormiguero, quienes a su vez se trajean de profesiones humanas. Si esto no parece lo suficientemente esperpéntico, más adelante sus caminos se verán separados y vivirán situaciones de lo más delirantes. El cuento de Riddle se sostiene a través de sus fabulosas imágenes, muchas de ellas repletas de referencias a la cultura del siglo XX. Los pequeños, aunque al principio sólo prestén atención a la trama, en posteriores relecturas intentarán encontrar detalles y elementos ocultos. Un libro de los que deberían acompañara a cualquier niño durante su infancia.
Pinin Carpi demostró en múltiples ocasiones su talento para sumergir al lector infantil en sus narraciones. En el ocaso de su carrera, Carpi nos dejó esta nueva joya, otra más para su repertorio: “El mar al final del bosque”. Al igual que con otras, Carpi citó que sus hijos tuvieron mucho que ver en la invención de la trama. Ahí es donde reside el éxito cuando la obra es leída, pues invita a dejarse absorber por el argumento, muy surrealista y contradictorio, pero que no te hace perder el hilo. Esta vez, un pequeño protagonista es trasladado a un bosque mágico y tropical en la India. Lo que allí hallará el joven nadie lo puede adivinar, pues va desde la fauna más esperada hasta monstruos horribles, pero también piratas y astronautas. Una amalgama imposible que el único efecto que causa en el pequeño lector es el de querer saber más y más, sosteniendo la intriga hasta al final. Además, el carácter onírico de la narración, invita a usar este precioso cuento como vía de salida de los problemas mundanos, pues es un espacio de diversión asegurada.
La denominada caza de brujas fue una deplorable acción religiosa llevada a cabo a través de distintos siglos y en muchas partes del globo, especialmente países europeos y Norteamérica. “La joven bruja” se centra en los eventos acontecidos en el siglo XVII en torno a esta temática, situándolos en Inglaterra y en la América colonial. Mary cree tener el don de la clarividencia y poderes de brujería, y visto el fatídico destino que su abuela sufrió por ella, la única opción es ocultarlo. La aventura que se desarrolla con este leitmotiv lleva a Mary desde su Inglaterra natal hasta las colonias de Ameríca, concretamente a las célebres poblaciones de Salem y Beulah. La tensión se sostiene por la inminente amenaza a Mary y a otros tripulantes. En su nuevo hogar, Mary acabará yéndose a vivir al bosque junto a otras personas de su condición, huyendo de las persecuciones. Celia Rees empleó “La joven bruja” también como vehículo de crítica a la intolerancia y a los crímenes religiosos.
El Nestlé Children’s Book Prize del año 2000 fue a parar a William Nicholson y su “El silbador del viento”. Esta novela es la primera de una trilogía de fantasía pura y dura, con toques mitológicos y características que recuerdan a épocas históricas reales. El eje narrativo contiene leyendas, ciudades amuralladas, reyes injustos, nombres propios, ejércitos, guerra y todo tipo de elementos idiosincráticos de una buena ficción épica y fantástica. El título del libro deriva de un extraño silbador que mantenía felices a los habitantes de Aramanth. La entrega de éste al ejército invasor tranquilizó a los opresores, siendo el punto de partida para desarrollar una historia conmovedora de lucha por la paz. El mundo creado por Nicholson se sostiene a la perfección a la vez que entretiene a los lectores adolescentes ávidos de fantasía.
Si hubiese que emplear un adjetivo para calificar “Hoyos” ése es el de cruda. Y es que esta novela no se anda con chiquitas en ningún momento, valiéndose de un realismo a ratos aterrador y a ratos sosegado. La historia de Stanley Yelnats no es alentadora. Obeso y por ello reprimido socialmente, el chico muestra en todo momento firmeza moral e inteligencia para lidiar con las adversas situaciones. La peor, sin duda, es su ingreso en un centro para menores por un delito menor y una sentencia injusta. Si su entrada en el reformatorio es ya de por sí exasperante, dentro se las tendrá que ver con una guardiana despiadada y sus secuaces, quienes se aprovechan de los presos para sus propios intereses. Stanley se armará de paciencia y aguantará el momento para poder escaparse junto a su compañero Zero. La historia se cierra con la justicia haciendo acto de presencia en todos los ámbitos, dejando un buen sabor de boca en el lector. Medalla Newbery en 1999, no hay mejor sello de calidad para este relato de Louis Sachar.
La desigualdad entre hombres y mujeres ha sido la tónica desafortunadamente preponderante a lo largo de los siglos, y lo sigue siendo. Aunque actualmente se luche por ello, no hay que olvidarse del sufrimiento en el pasado. La protagonista de “La sobrina del director” encarna a la joven ambiciosa y plena de autoconfianza, que desea formarse en la universidad pero que sólo encuentra obstáculos en su camino. Gillian Avery nos narra las peripecias de María para conseguir su sueño, en la Inglaterra de 1870. María deja la escuela femenina, muy represiva, para irse a vivir a Oxford, donde un tío suyo le consigue unas clases particulares junto a los hijos de una familia rica. Estos nuevos amigos, con cualidades muy diferentes, serán el trasfondo de la parte más alocada de la novela, antes de que ésta coja tintes más serios y María pueda demostrar su valía realizando la investigación de la identidad de un desconocido. Es en ese momento cuando sufrirá por abrirse paso, algo que a María le costará más de un disgusto, pero que concluirá de manera satisfactoria para sus intereses personales. Una historia que resalta la esencialidad de la fuerza de voluntad.
Philippa Pearce usa una vez más los elementos autobiográficos típicos de su obra en este “Minnow en el Say”. El escenario es el medio rural inglés que envuelve a Cambridge y la época es la infancia durante las vacaciones de verano. Aunque posee reminiscencias de la niñez de Pearce, el protagonista es David, quien ayuda a Adam Codling a encontrar un tesoro vital para este último. Si no lo consigue, corre el riesgo de ser excluido por su familia. Aunque la premisa es la de una novela de aventuras, la historia va mucho más allá, sirviendo de crítica de las desigualdades sociales en la Inglaterra de los años 50. Ahí reside la riqueza del libro, junto a matices que evocan sensaciones agridulces de la infancia. Y es que, a pesar de que infinitamente es una época de felicidad cuando se vive, también nos acompañaron en ella acontecimientos difíciles que nos han marcado y que hemos debido superar. Y que, por supuesto, han moldeado nuestra mentalidad adulta. Philippa Pearce se adelanta a todo ello enseñándoselo al pequeño lector con este excepcional relato.
Esta novela australiana parte del precepto de manifestar una idea esencial que cualquier individuo debe considerar: la necesidad de conocer el pasado para vivir el presente y adelantarse al futuro. La escritora Sophie Masson indaga en la psicología del concepto antes mostrado a través de Sulia, una niña atrapada en el pasado que debe emplear sus conocimientos de “persona del siglo XX” para escapar de él. Sulia se irá dando cuenta que dicha huida no es trivial, no es algo que se debe tomar a la ligera. Debe respetar dicho pasado, reconocerlo como parte de la identidad de las personas y de los pueblos. Es imposible no sentir desarraigo cuando uno se va de un lugar que quiere o añora, el linaje es algo que todos sentimos. La historia se cuenta a modo de aventura por el mar hasta Alainan y Gealan, donde Sulia busca una madre acompañada de Rufus, quien busca a un padre. El relato es, bajo una visión global, una alegoría de las civilizaciones habidas y su influencia en las culturas actuales.
La Medalla Carnegie de 1995, que reconoce a la mejor novela para adolescentes y jóvenes del Reino Unido, recaló en “Luces del Norte”, de Philip Pullman. Concebida como la primera parte de una trilogía (“La Materia Oscura”), se trata de una historia que desde el primer momento hace alarde de sus peculiaridades y extrañezas. La acción tiene lugar en un universo diferente al nuestro pero con elementos que en parte nos hacen identificarnos con él, y donde el lector es capaz de discernir lo bueno de lo malo. La protagonista absoluta de la saga es Lyra, una niña de espíritu aventurero, rebelde, irreverente y nada al uso. Sus indagaciones se entrecruzan con hechos más graves, como el intento de asesinato de su tío o la desaparición de jóvenes. Lyra deberá enfrentarse ella misma a sus propios descubrimientos y aceptarlos. El universo creado por Pullman nos muestra también avances tecnológicos y científicos, dilemas éticos y productos de la fantasía como animales que hablan y espíritus que se aparecen. Todo ello aporta sensación de inmensidad, de que estamos ante una gran obra y una gran saga, y lo que se nos muestra es sólo una minúscula muestra de un maravilloso mundo por descubrir.