Es curioso encontrar novelas que engrandezcan otras manifestaciones artísticas. “Correr el telón” es una de ellas. La autora, Pamela Brown, también emprendió una carrera teatral desde pequeña, y su amor por los escenarios lo plasmó a través de su saga literaria de “El teatro Puerta Azul”. La primera entrega es “Correr el telón”, y cuenta cómo las ganas y la pasión por algo pueden mover montañas. Un grupo de jóvenes quiere dedicarse al teatro, pero no disponen ni del espacio ni los medios para ello. Con tesón, reformarán un edificio para crear una sede en la que dedicarse a lo que más le gusta. Los diferentes personajes representan también distintas vertientes teatrales: humor, drama, malabarismo… Aunque más adelante sus caminos se separen, todos saben que en el Puerta Azul tienen un hogar, y un lugar al que regresar para sentirse bien. Esto también es una metáfora de las motivaciones de la vida, de la importancia del trabajo en equipo y del esfuerzo recompensado. Porque, al fin y al cabo, todos pertenecemos a una compañía de teatro y debemos representar diferentes papeles.
Hay libros infantiles que destacan entre los demás por aunar valores, reflexiones, humor, lecciones, un buen argumento e incluso ilustraciones sobresalientes. Son esos libros que marcan y no dejan indiferente a nadie. “Óscar y la gata Medianoche” es uno de ellos, y por ello es considerado un imprescindible de la literatura australiana dirigida a niños. Los protagonistas son Rosa, una anciana viuda, y su perror Óscar, que es grande y lanudo. Ambos viven tranquilos y no ansían más que una sencilla existencia en casa. Pero, un día, una gata negra aparece en el jardín y ambos discrepan respecto a qué hacer con la pequeña felina. Rosa quiere acogerla, pero Óscar piensa que será un elemento desestabilizador. La relación entre los protagonistas cambia por completo a raíz de introducir a la gata, aunque finalmente Óscar aceptará que las decisiones y las variaciones en la vida son inevitables. También hay momentos para el drama y el jolgorio entre los tres. El estilo es bello y suave, y las ilustraciones, en acuarela, complementan los detalles de esta entrañable y conmovedora novela infantil.
Los cuentos de “Stanley el plano” actualmente son considerados clásicos de la literatura infantil, pero, como tantas otras veces, surgieron de una idea espontánea. Su creador, Jeff Brown, pensó en dar vida a un niño plano cuando su hijo le dijo que tenía miedo que un cuadro se le cayera encima. Stanley Lambchop tiene sólo 12 milímetros de grosor, es como una hoja de papel. La familia de Stanley decide enviar al chico por correo para que pueda visitar diferentes lugares del mundo. Las diferentes entregas de este personaje presentan a Stanley disfrutando de diferentes sitios, personas y culturas. Un maestro canadiense supo apreciar el potencial didáctico de estos relatos para crear el Proyecto Stanley el Plano. Éste engloba a colegios de todo el mundo cuyos alumnos se cartean entre sí enviándose diferentes Stanleys. Posteriormente, se fotografían con Stanley y devuelven la carta. Así todos se sienten interconectados y comparten valores culturales. Un clásico infantil que además te ayudará a acercarte a otras culturas.
¿Quién no ha leído o visto en alguna ocasión las viñetas de Snoopy y Charlie Brown? “Carlitos”, o, mejor dicho, “Peanuts”, es posiblemente la tira cómica más leída de la segunda mitad del siglo XX. Y esto provocó que su creador, Charles Schulz, fuera el historietista más famoso. Muchos detalles son reconocibles en estas historias. Desde la manta, como la gorra de béisbol y los amigos de Carlitos. Snoopy no es un perro tradicional, sino que suele reflexionar como si fuera un filósofo. De ahí la importancia de esta tira, pues entretiene pero a la vez lanza mensajes de crítica a nuestra sociedad. El propio Snoopy sueña con ser piloto de aviones o con llegar a escribir una novela. En cuanto a los amigos de Carlitos, se cumplen estereotipos extrapolables a cualquier ámbito. El niño protagonista tiene aires de perdedor, igual que cualquier persona. Por ello, en definitiva, el mensaje de “Peanuts” tiene que ser de esperanza.
La adaptación de “Sopa de piedras” de Marcia Brown es probablemente una de las más entrañables y recordadas de las múltiples que se han realizado. Se trata de un cuento popular francés que fue versionado ya por los Hermanos Grimm, y que en función del país en el que se representa incluso tiene variaciones. La historia se centra en tres soldados que llegan a una aldea y piden cobijo y comida. Los lugareños, con miedo a ser robados, esconden todo y no les dejan entrar en sus casas. Entonces, los soldados se disponen en la calle a prepararse una sopa de piedras con una olla que tienen. Los aldeanos, intrigados, observan el éxito de esta comida. Los tres soldados empiezan a desplegar su artimaña y embaucan a los habitantes del pueblo, comentando que la sopa estaría mejor con zanahorias, coles, patatas, carne, etc. Así, poco a poco, consiguen un excelente guisó. Finalmente, los pueblerinos, además de haber compartido sus víveres, montan una gran fiesta local en la que todos comen, beben y disfrutan. Incluso llegan a echar de menos a los soldados cuando éstos deben partir al día siguiente. Se trata de una curiosa historia que todo niño debe conocer, y que en esta adaptación está ingeniosamente ilustrada y bien desarrollada.