“El señor Conejo y el hermoso regalo” es un clásico ilustrado por Maurice Sendak y escrito por Charlotte Zolotow. Por ello, contiene los mejores elementos de ambos autores. Por un lado, los dibujos de Sendak dan un aire mágico y especial a la obra, mientras que la trama también resulta absorbente. La protagonista es Charlotte, una niña indecisa ante un regalo que tiene que hacerle a su madre por su cumpleaños. Por suerte el señor Conejo se ofrece a asesorarla. El señor Conejo tiene la forma y el comportamiento de un humano, y evoca la figura responsable en la obra. Charlotte se obsesiona con los colores que le gustan a su madre y las ideas primeras que el señor Conejo le ofrece son surrealistas. Finalmente, Charlotte prepara una colorida cesta de frutas. La historia tiene un argumento circular que atrapará al lector pero sin aburrirlo. Esto lo hace predecible aunque siempre sorprendente. Los paisajes de fondo embellecen el cuento, pues son árboles, césped, riachuelos y demás elementos bucólicos. Este libro se trata de un imprescindible por la calidad de sus creadores y por los detalles reflejados en él.
El libro de Henry Winterfeld “Detectives con togas” es un vivo relato de intrigas políticas y misterios en la Antigua Roma centrado en unos jóvenes. El protagonista es Caius, un chico que es a menudo presionado en su escuela por su escasa inteligencia. Uno de sus compañeros, Rufus, va demasiado lejos y se ríe de él escribiendo “Caius es un estúpido” en la pizarra. El profesor decide castigarlo expulsándolo, y al día siguiente toda la clase se sorprende esperando al maestro sin que éste aparezca. Cuando van a su casa descubren que alguien lo había encerrado en su propio armario. El profesor se retracta de su decisión de expulsar a Rufus y todos van a comunicárselo. No obstante, aparece en un templo la misma pintada en alusión a Caius, y los jóvenes de Roma se movilizan para llevar ante la justicia al malhechor. Se trata de un cuento infantil que inicia a los niños en los relatos detectivescos y en tener un espíritu curioso.
El escritor E.B. White mostró sus ambiciones narrativas con varios de sus libros, entre ellos “La telaraña de Carlota”. Aunque la acción transcurre en una granja, de entre todos los animales de este escenario la protagonista es una araña. Carlota, que es como se llama este arácnido, es la mente pensante que lidera el grupo. Ella recibe a Wilbur, un cerdo lechón que es salvado de ser sacrificado y llevado a la granja. Carlota sabe que más adelante Wilbur será sacrificado para comida, y mueve todos los hilos (o telarañas) posibles para que esto no suceda. Pero no debemos olvidar en ningún momento que ella es una simple araña y su vida es más corta que la de cualquier otro ser de la granja. Este tipo de ideas junto a la originalidad de la trama convierten a este libro en un clásico de la humanización de animales, además de ser una crítica social en cierto modo. Esto aporta conmoción al relato, sin caer en ningún momento en sentimentalismos más allá de los derivados de los propios sucesos del mismo. Una novela infantil inteligente donde las haya.