Es posible que muchos de nuestros lectores desconozcan a qué historia nos referimos si la llamamos “Los incursores”. Pero si, por otro lado, la llamamos “Los Borrower”, seguro que a más de uno le arrancaremos una sonrisa. Desde su exitosa publicación en 1952 (ganó la Medalla Carnegie), esta peculiar novela de Mary Norton ha acompañado a muchos pequeños lectores. Además, su fama se volvió a catapultar con la adaptación cinematográfica protagonizada por John Goodman. Los incursores son unos diminutos seres, que parecen personas del tamaño de un lápiz, que viven ocultos en los recovecos de las casas. La vida de los incursores gira en torno a evitar ser descubiertos, y a poder sobrevivir con lo que pueden “tomar prestado” de los humanos. El momento en que alguno de ellos es encontrado es inevitable, y la tensión pasa a desplazarse a saber cómo reaccionarán los humanos adultos frente a su presencia. La novela, con mucho ingenio, profundiza en el arraigo familiar, y en el permanecer unidos en los peores momentos, así como en la amistad. De esta forma, uno mismo puede verse reflejado en la forma de vivir de estos entrañables seres, a la sombra de gigantes y con miedo de ser maltratados por otros más poderosos. Hecho que, por suerte, no se da gracias a la buena relación entre los Clock (el apellido de la familia de incursores) y los propietarios de la casa. Un clásico de obligatoria recomendación en las primeras lecturas.
“La pequeña locomotora roja ya tiene nombre” fue un popular libro durante la Segunda Guerra Mundial en Gran Bretaña, escrito por Diana Ross. Algunos de los temas tratados se relacionan directamente con el conflicto bélico. La protagonista es una locomotora roja que sólo realiza viajes cortos y en el ámbito rural. Todos se ríen de ella y ésta se siente poco respetada. Ni siquiera tiene un nombre propio y tiene una libertad muy restringida. El momento clave para darse a conocer llega cuando dos grandes locomotoras tienen accidentes y la protagonista va a salvar al Rey de las locomotoras. Este Rey la acaba recompensando otorgándole trayectos de líneas principales y además bautizándola como “Real Roja”. Los valores de este libro son antibélicos, pues todos pueden colaborar para evitar conflictos; y todos pueden luchar por una libertad cuando no la sienten, sin sentirse intimidados por los más poderosos.