El estadounidense Robert Lawson se hizo famoso por prácticamente crear un estilo en sí mismo. Éste consiste en mostrar acontecimientos que le suceden a personas pero a través del punto de vista de los animales. Esto acaba por convertir en protagonistas a los propios animales, destacando éstos por encima de los humanos. En “La colina de los conejos” los principales personajes son un conejo, una ardilla, una marmota y un ciervo, entre otros. Ellos viven en una región campestre en pleno Connecticut y son dependientes de los cultivos de una finca cercana. Los anteriores ocupantes trataban bien a los animales y éstos podían alimentarse, pero los nuevos dueños muestran egoísmo y falta de respeto por nuestros queridos protagonistas. Como consecuencia, el conejo y sus colegas se verán obligados a asaltar la finca en busca de provisiones, arriesgando su vida en más de una ocasión. Aunque cada vez consigue un animal la comida, siempre acaba compartiéndola con el resto de sus amigos. Lawson alecciona de esta forma en la tolerancia, el respeto y la generosidad.
La historia “Los pingüinos de Mr. Popper” se ha hecho célebre recientemente gracias a la película protagonizada por Jim Carrey que está inspirada en el libro. Se trata de un relato divertido en el que personas y animales conviven en un ambiente extraño. El señor Popper es un pintor cuyo sueño es poder viajar a las regiones árticas. No obstante, vive anclado a su familia. La tranquilidad se rompe cuando le empiezan a llegar por correo pingüinos desde la Antártida. El señor Popper se esfuerza al máximo por tenerlos contentos: les construye una pista de hielo en el sótano, les da de comer pescado, etc. Si ya estos animales son graciosos de por sí, en las ilustraciones de Lawson se transmite todavía más el divertido caos que éstos generan. Como los pingüinos no pueden sobrevivir al verano, un explorador se los lleva de vuelta, y el señor Popper los acompaña, cumpliendo así su sueño. Esta historia asegura risas y recuerdos entrañables, como siempre lo ha hecho.