“Trueno, escucha mi grito” es una de las múltiples representaciones literarias que en la década de los 60 y 70 se hizo sobre la segregación racial. Asimismo, y como se dio en otros casos, la historia es parcialmente autobiográfica. La autora, Mildred D. Taylor, ganadora de la Medalla Newbery por esta novela, efectúa un retrato de la Gran Depresión en las zonas rurales del Mississippi. A pesar de los prejuicios a que son sometidos, todos saben que manteniéndose unidos podrán salir adelante. La protagonista se llama Cassie Logan, y su padre le ha inculcado que el entorno es de todos y que todos tienen derecho a alimentarse de él y a obtener recursos. Al margen de la fortaleza de la familia, en un año superan todo tipo de adversidades: enfermedades, traiciones, agresiones y pobreza. Al superar todo eso, Cassie se transforma en una persona más sabia, más conocedora del mundo y más fuerte. No obstante, ha de sacrificar la inocencia y descubrir que el mundo está lleno de maldad. Pese a todo, se transmiten valores de solidaridad y de esperanza que el lector debe recoger con la lectura de este apasionante libro.
Las historias de brujas tienen un buen paradigma en este relato escrito por Jill Murphy. La protagonista es Mildred Hubble, la bruja más desastrosa de la academia. Todo lo sale mal a la pobre Mildred quien ya de por sí no cumple con el atuendo y objetos característicos de una buena bruja. Sus fechorías se entremezclan con la enemistad con la profesora Hardbroom y su mascota Ethel. No obstante, a pesar de que aparenta que nada va a mejorar, Mildred tiene su oportunidad de redención cuando pilla desprevenidas a unas brujas malvadas que querían entrar en la escuela. Tras desmantelar el plan Mildred se vuelve a ganar la confianza de sus compañeras. “La peor de las brujas” es considerada una precursora de Harry Potter, aunque a una escala menor y dirigida a un público más infantil. Los niños se divertirán de lo lindo con las vicisitudes transcurridas entre pociones, escobas y sombreros de punta.