Fábulas existen a miles, y desde hace siglos, de hecho, desde la Antigua Grecia con Esopo. De ellas, las protagonizadas por zorros son también muchas. Pese a esta poca confianza en ofrecer algo nuevo al respecto, Margaret Wild, en conjunción con Ron Brooks, publicaron una maravilla de fábula moderna sobre las traiciones, la lealtad y la valentía. Un Perro y una Urraca son amigos inseparables y, además, se complementan y suplen las carencias o defectos de uno y otro mutuamente. El Perro es medio ciego y la Urraca no vuela apropiadamente. Un Zorro, que se les muestra un día, quiere unirse a ellos, a lo que la Urraca reacciona con desconfianza y el Perro con hospitalidad. La Urraca parecía tener razón, pues Zorro aprovecha el sueño de Perro para aprovecharse del ave y dejarla herida. Además, su motivación para hacer tal maldad es la venganza y la envidia, ya que así haría que Perro y Urraca también se sintiesen solos. “Zorro” es una obra en la que igual de esencial es la narración como el dibujo, pues los trazos de Brooks, intensos y cautivadores, afectan al ritmo de la lectura y le dan profundidad y aspereza al mensaje.
La recientemente estrenada película de animación “Lluvia de albóndigas”, como muchas obras infantiles llevadas al cine, tiene su inspiración en un cuento previo. Aunque muchos no lo sepan, el libro del matrimonio Barrett titulado “Nublado, con riesgo de albóndigas” es el origen de dicho largometraje. La extravagancia de la historia sumergirá a los pequeños lectores y los atrapará. En ella se relata una leyenda que un abuelo cuenta a su nieto, y que habla de un país llamado Chewandswallow (Masticaytraga) en el que no hay que preocuparse de la comida porque ésta cae del cielo. Al igual que en nuestro mundo, mirar al cielo ayuda a predecir el parte meteorológico de comida, y los habitantes de Chewandswallow se hacen con sus enseres más apropiados para recogerla. Igual puede llover sopa que soplar viento de hamburguesas. Repentinamente, el tiempo empeora y arrecian tormentas de salsa de tomate, pimiento y albóndigas. Los habitantes de este mundo tan desternillante saben que deben migrar a otro sitio para estar a salvo. Una divertida historia sin parangón en la literatura infantil.
Hay libros infantiles que destacan entre los demás por aunar valores, reflexiones, humor, lecciones, un buen argumento e incluso ilustraciones sobresalientes. Son esos libros que marcan y no dejan indiferente a nadie. “Óscar y la gata Medianoche” es uno de ellos, y por ello es considerado un imprescindible de la literatura australiana dirigida a niños. Los protagonistas son Rosa, una anciana viuda, y su perror Óscar, que es grande y lanudo. Ambos viven tranquilos y no ansían más que una sencilla existencia en casa. Pero, un día, una gata negra aparece en el jardín y ambos discrepan respecto a qué hacer con la pequeña felina. Rosa quiere acogerla, pero Óscar piensa que será un elemento desestabilizador. La relación entre los protagonistas cambia por completo a raíz de introducir a la gata, aunque finalmente Óscar aceptará que las decisiones y las variaciones en la vida son inevitables. También hay momentos para el drama y el jolgorio entre los tres. El estilo es bello y suave, y las ilustraciones, en acuarela, complementan los detalles de esta entrañable y conmovedora novela infantil.