El polifacético Shel Silverstein se dedicó a la literatura infantil al tiempo que también componía canciones y se aventuraba en otro tipo de retos artísticos. Su eclecticismo queda de manifiesto en “Donde el camino se corta”. Silverstein no se dirigía a un público exclusivo en esta recopilación de poemas. Pueden entretener a niños, adolescentes y adultos. De la misma forma, las temáticas que se abordan también son variopintas. Existen versos surrealistas y otros muy serios; rimas humorísticas y otras terribles. Asimismo, cualquier cosa puede suceder leyendo estos poemas en voz alta. Te pueden transmitir cualquier sensación: romanticismo, sentido del ridículo, asco, felicidad… Y es que Silverstein quería que todos los que leían sus libros se quedaran con algo, se identificaran en alguna fase de la lectura. Y vaya si lo consigue. “Donde el camino se corta” es una antología imprescindible para todos los públicos.
“El árbol generoso” es la primera obra infantil de Shel Silverstein y desde el primer momento tuvo cierta polémica. Silverstein había escrito previamente novelas para adultos, poemas y había pintado. Lo que algunos critican de este entrañable cuento es que un niño puede pensarse que tiene derecho a pedir todo. No obstante, se trata de una magnífica historia de amor entre una figura paternal y un chico pequeño. El niño acude a menudo al árbol, quien es su mejor amigo, y disfruta subiéndose a sus ramas y deslizándose. El árbol le da todas sus manzanas al niño. No obstante, cuando éste crece, cada vez pide más y más cosas. Y algunas de ellas el árbol no se las puede facilitar directamente pero se sacrifica al máximo con tal de hacer feliz al niño que quiere. Aunque podemos vislumbrar que consentir a un niño no es correcto, también se pueden extraer valores en los que un padre hace todo lo posible por sus hijos. Eso por no hablar de las muestras de generosidad y amabilidad del árbol sin solicitar nada a cambio.