Ganadora de la Medalla Carnegie, “Truenos y cazas” es un relato de amistad y de cómo muchas veces personalidades diferentes forjan fuertes vínculos y se complementan. El estilo de Jan Mark es serio, pero a menudo salpica las conversaciones con momentos humorísticos que también marcarán al lector. Los protagonistas son Andrew y Victor. Andrew acaba de llegar a Norfolk, en Inglaterra, y quiere hacer amigos a toda costa. Victor, natural de Norfolk, no se siente feliz en casa y se vuelca en su pasión por los aviones militares. Pasión que, curiosamente, también tiene Andrew y que hará que ambos se conviertan en amigos inseparables. Las descripciones de los aviones son deliciosas, pero son un simple marco donde introducir temas como la alienación o la felicidad. Victor está decepcionado con el trato que sus padres le dan, y empieza a asumir que deberá ganarse la independencia para poder seguir adelante sin su apoyo. Victor sale airoso, y aprenderá a disfrutar de los buenos momentos pasados sin quitar la vista del frente. Una oda a la nostalgia que seguro calará en los jóvenes lectores.
En España, ¿quién no conoce a Teo y nunca ha disfrutado de una de sus infinitas historias? Este niño pelirrojo de cabello rizado y jersey a rayas forma parte del imaginario infantil español desde hace generaciones. Sus libros, de escaso o nulo texto, reproducen situaciones cotidianas con las que cualquier pequeño puede identificarse. La célebre saga se inició con la colección “Teo descubre el mundo”, que incluye historias donde Teo monta en tren, en barco y en avión. El resto de entregas de las colecciones posteriores invitan a los niños a adquirir hábitos de lectura, y a disfrutar del día a día. Poco a poco, el fenómeno Teo adquirió un cariz internacional y todavía sigue vigente, en parte gracias al intenso merchandising en torno a su figura: serie, videojuegos y muñecos, por ejemplo. Teo es uno de los personajes más carismáticos y simpáticos de la literatura infantil española, y es un niño al que todos querrían tener como amigo. Los valores que transmite en sus cuentos rebosan optimismo, y ello lo convierte en un imprescindible en la educación de cualquier pequeño.
Este clásico de William Golding es un retrato de la parte más animal que acompaña a todo hombre. Aunque se puede interpretar como una historia de aventuras acontecidas tras un naufragio, el mensaje del autor va mucho más allá de lo meramente superficial. El instinto nace cuando una persona está desesperada y con la supervivencia como objetivo. Golding escribió “El señor de las moscas” pensando en el público adulto, aunque ha gozado de mucho éxito entre el público joven y en las escuelas. La trama se centra en un grupo de niños y adolescentes que, tras un accidente de avión, se ven obligados a convivir en una isla desierta. Lejos de otros relatos de aventuras, la violencia y el conflicto se dan desde muy pronto y son el principal eje de la historia. Incluso unos seres todavía inocentes son capaces de evolucionar y transformarse en criaturas despiadadas cuando lo importante es sobrevivir al resto. En la historia desfilan carismáticos personajes como Ralph, Jack o Piggy. William Golding pensaba que cada uno es responsable de sus propios actos y por ello fue crítico con el papel de todos los países en la Segunda Guerra Mundial, haciendo especial hincapié en el caos social que habían creado. Y remarcando el fin de la inocencia para muchos que la habían vivido.