La literatura infantil japonesa siempre se ha desmarcado de los cánones de la literatura occidental, mostrando historias extravagantes pero a su vez llenas de profundidad, sin caer en el ridículo. Yoko Sano fue una de las mejores exponentes en Japón de la literatura para niños, y “El gato que vivió un millón de vidas” es una muestra de ello. El gato protagonista al principio es la mascota de un rey, quien lo quiere mucho. No obstante, el gato sólo tiene sentimientos de desprecio hacia su dueño. Cuando el gato muere, acaba en manos de un marinero para disfrutar su segunda vida. Y luego un ladrón. Y posteriomente un mago. Y más tarde una niña. No hay dueño al que el gato le coja cariño. Todos los amos sufren la pérdida del gato, pero él no es capaz de tener sentimientos por nadie. Llega un momento en que el gato renace sin dueño, y celebra su libertad. El gato puede así ser deseado por muchas gatas, aunque él acaba enamorándose de una que no le corresponde. Es la primera vez que nuestro protagonista ama a alguien, y le cuesta mucho conquistar a la gata. Al final acban juntos y tienen muchos gatitos, y el gato entenderá el sentido de la vida y la importancia de valorar a los que te aprecian. La gata fallece antes que él, y el gato desconsoladamente como todos los amos habían hecho antes por él. Tanto el texto como las ilustraciones de este libro son una delicia a cargo de Yoko Sano.
Hay libros infantiles que destacan entre los demás por aunar valores, reflexiones, humor, lecciones, un buen argumento e incluso ilustraciones sobresalientes. Son esos libros que marcan y no dejan indiferente a nadie. “Óscar y la gata Medianoche” es uno de ellos, y por ello es considerado un imprescindible de la literatura australiana dirigida a niños. Los protagonistas son Rosa, una anciana viuda, y su perror Óscar, que es grande y lanudo. Ambos viven tranquilos y no ansían más que una sencilla existencia en casa. Pero, un día, una gata negra aparece en el jardín y ambos discrepan respecto a qué hacer con la pequeña felina. Rosa quiere acogerla, pero Óscar piensa que será un elemento desestabilizador. La relación entre los protagonistas cambia por completo a raíz de introducir a la gata, aunque finalmente Óscar aceptará que las decisiones y las variaciones en la vida son inevitables. También hay momentos para el drama y el jolgorio entre los tres. El estilo es bello y suave, y las ilustraciones, en acuarela, complementan los detalles de esta entrañable y conmovedora novela infantil.
La escritora japonesa Keiko Sena destaca por su originalidad y por el poco convencionalismo existente en sus obras, tanto en su narración como en la forma de presentarlas. “El gato globo” se integra dentro de una saga conocida como “Gritando y lloriqueando”, en la cual Sena introduce reflexiones de forma muy sutil y extravagante. En este cuento, el protagonista es un gato que se enfada con facilidad, y que cuando esto sucede se le hincha la cabeza y se empieza a elevar cual globo. El gato se enfurruña, lloriquea, patalea y no es agradable con nadie. Sólo actúa de forma egoísta y no trata bien a nadie. Como consecuencia, el gato empieza a flotar tras hinchársele la cabeza, metáfora de las consecuencias que muchas veces acarrean nuestras acciones. Por ello, hay que pensar bien cuando tomamos una decisión, pues muchas consecuencias podrían derivarse de ella. Como podemos ver, la premisa es delirante y surrealista, muy propia de la literatura japonesa, de la cual Keiko Sena fue una fabulosa representante.
El relato que Judith Kerr nos ofrece en “Mog, la gata despistada” nos permite identificarnos en aquellos momentos en los que no nos sentimos útiles para nada. La protagonista es Mog, una gata que, pese a sus esfuerzos, sólo da quebraderos de cabeza a sus amos. La familia Thomas cuida y quiere a Mog, pero poco a poco la paciencia de éstos aminora y la única que sigue confiando en la gatita es Debbie, la hija. Mog entorpece la vida cotidiana de los Thomas sin ser consciente de ello, ya que se mete en medio sin querer o se olvida de cómo se tiene que comportarse o dónde están las cosas. Por suerte, todos tenemos nuestra oportunidad, y Mog la aprovecha, como no, también sin darse cuenta. Un día que sale al jardín para intentar escaparse se queda atrapada. Cuando quiere volver a casa, aprovecha la aparición de un hombre a medianoche en la cocina. Mog maúlla sin parar para reclamar su atención y lo que consigue es que el hombre, que era un ladrón, sea atrapado y descubierto. Los Thomas adoran desde ese momento a Mog y prometen que la tratarán bien y como una heroína.
Esta historia de Antonia Barber, y magníficamente ilustrada por Nicola Bayley, describe los peligros de la vida del marinero y la situación de un pequeño pueblo costero. “El gato de Mousehole” está inspirado en el folclore oral de Cornualles, y cuenta la sagacidad del marinero Tom Bawcock, quien se adentra en el mar cuando más tormenta hay para pescar para su comunidad. Un enfoque característico lo da el narrador de la historia, pues no es ni más ni menos que el gato de Tom, Mowser. Como podemos imaginar, Mowser piensa que la tormenta, los rayos y los reflejos en el mar son todo un gato gigante y malvado. Hay escenas de verdadero dramatismo en el que los dibujos captan el salvajismo de una mar bajo tormenta. Por otro lado, también se recrea la vida en el pueblo y la tranquilidad aparente en éste a pesar de los peligros de las citadas tormentas. Tom consigue pescar para los suyos y todo acaba de forma feliz. Cabe destacar el contraste entre la paz en la aldea de pescadores y la representación casi fantástica de la pesca en alta mar.