La segunda novela de Laura Ingalls Wilder tiene un protagonista masculino. “Un granjero de diez años” está inspirado en la vida del marido de la autora y, al igual que el resto novelas de Ingalls, es un vivo retrato de la vida en Estados Unidos a lo largo del siglo XIX. Almanzo es un chico de nueve años que sueña con ser granjero y así suceder a su padre. Por ello, todos los días se levanta temprano para hacer labores en la granja antes de marchar hacia la escuela. Almanzo disfruta esquilando ovejas, alimentando al ganado y limpiando el establo. De igual forma, lo que más divierte a Almanzo es montar a caballo. Igual que en otros casos, el propósito de Ingalls es mostrar la vida rural de su país con una presentación histórica impecable y una melancolía propia de un estilo de vida antaño muy extendido pero ahora casi olvidado.
Posiblemente casi en ninguna otra obra infantil dos colores habían sido utilizados como elementos narrativos de relevancia en la trama. La omnipresencia del azul y el naranja en “Cion Cion Blu” puede llevar incluso a confusiones ocasionales. Cion Cion Blu es un campesino chino que no tenía mucho dinero. Trabaja el campo y para descansar se retira a su sombrilla, la cual le es suficiente. Por accidente, Cion Cion Blu descubre el helado y decide ir a la Ciudad Imperial a venderlo y hacerse rico. Como en cualquier reto que uno se marca en la vida, el camino está lleno de obstáculos y Cion Cion Blu intercambia experiencia con bandidos pero también con emperadores. A todos ellos trata de ayudar, y el protagonista se gana el cariño de toda persona con la que se cruza. De esta manera se demuestra el carisma natural de Cion Cion Blu, el cual deriva de su humildad y sencillez. Este genial libro, de Pinin Carpi, se vale de las excepcionales ilustraciones de Iris de Paoli para hacer del azul y el naranja una combinación muy especial.