La segunda novela de Laura Ingalls Wilder tiene un protagonista masculino. “Un granjero de diez años” está inspirado en la vida del marido de la autora y, al igual que el resto novelas de Ingalls, es un vivo retrato de la vida en Estados Unidos a lo largo del siglo XIX. Almanzo es un chico de nueve años que sueña con ser granjero y así suceder a su padre. Por ello, todos los días se levanta temprano para hacer labores en la granja antes de marchar hacia la escuela. Almanzo disfruta esquilando ovejas, alimentando al ganado y limpiando el establo. De igual forma, lo que más divierte a Almanzo es montar a caballo. Igual que en otros casos, el propósito de Ingalls es mostrar la vida rural de su país con una presentación histórica impecable y una melancolía propia de un estilo de vida antaño muy extendido pero ahora casi olvidado.