La pareja autor-ilustrador formada por Jon Scieszka y Lane Smith ya había fascinado al mundo de la literatura infantil con su versión rebelde y sin tapujos de un clásico en “La verdadera historia de los tres cerditos”. Tras el éxito de ésta, volvieron a la carga con la misma receta en “El apestoso hombre queso”. Y es que esta vez le toca el turno a los cuentos de hadas. A través de las páginas de esta fabulosa obra se desmontan tópicos como el final feliz, las lecciones morales al uso, la lucha del bien contra el mal y el amor como eje de la narrativa. Todo es más difuso ahora, y los niños desarrollarán gracias a ello su capacidad crítica, principal objetivo de los autores. Varios de los cuentos que todos conocemos tienen un diferente devenir y un final distinto. Por supuesto, no todo es cuestión de irreverencia, sino que también es un genial producto de entretenimiento y está creado para hacer reír con sus incontables dosis de humor.
Como ya se ha comentado con otras versiones de cuentos infantiles que en las últimas décadas han salido a la palestra, generalmente “modernizadas”, nunca es tarde para readaptar una idea. Ni siquiera de un clásico tan conocido y antiguo como “Los tres cerditos”. Jon Scieszka y Lane Smith, uno de los tándems más reconocido de la literatura infantil de lustros recientes, aunaron palabra y pintura para atacar el citado cuento de forma irreverente, divertida, crítca, mordaz y atrevida. “La verdadera historia de los tres cerditos” se inicia trágicamente con la muerte del primer cerdito, por culpa del derribo de la casa a cargo del lobo. Éste narra los acontecimientos desde una prisión, hecho que no se sabe hasta el final de la historia. A modo de confesión y artículo periodístico, este nuevo punto de vista hará que los niños reflexionen para ver cuál versión le convence más. De hecho, la obra es un buen ejercicio para discutir una vez se han conocido todas las versiones de un mismo suceso. Uno tiene que trabajar la capacidad crítica desde bien pequeño. Las risas están aseguradas con Scieszka, Smith y los extravagantes protagonistas del cuento recontado.
Ronald Searle fue un caricaturista y dibujante de secciones serias de revistas, que se caracterizó por sus ilustraciones ácidas y críticas con la actualidad. Curiosamente, la fama le llegó con estas historietas infantiles, algo inusual en la obra de Searle. Sin embargo, el carácter del autor se vislumbra en “Hurra por St. Trinian”, donde el universo de los internados se invierte por completo. Las protagonistas son irreverentes, maleducadas e irrespetuosas; mientras que sus profesoras están aterrorizadas por estas antiheroínas. Quizá algunos consideran las tramas inadecuadas, donde aparecen el tabaco y bebidas alcohólicas, pero eso no resta importancia al trasfondo crítico, sobre todo teniendo en cuenta que fueron publicadas en la década de 1940. Lo que sí es seguro es que cualquier lector se verá absorbido por el mundo del St. Trinian y por sus personajes toscos y humorísticos.