Lucky Luke se ha ganado a pulso ser el vaquero más célebre entre el público infantil. Además de por la exitosa serie televisiva de dibujos animados, por la obra original del excepcional Morris. En la primera entrega de la longeva saga, “Lucky Luke: Arizona 1880”, nuestro querido amigo ya apuntaba maneras. A lomos de su inseparable Jolly Jumper, Lucky Luke encarna al típico vaquero solitario que hace frente a las injusticias en el Salvaje Oeste. Con la particularidad que, dirigiéndose al público infantil, se suprime la violencia y se agudiza el ingenio en las decisiones del vaquero. Aunque en este primer número no aparecen los famosos hermanos Dalton, sí que se enfrentan a Lucky Luke los malvados Big Belly, Pablo y Cheat. Asimismo, algunas de las características que los fans de la obra siempre tienen en mente ya hacen acto de aparición: la silueta recortada de Lucky Luke en el atardecer, su deambular sobre su caballo tocando la armónica o su rapidez al desenfundar más rápido que su propia sombra. Si eres aficionado a este entrañable vaquero, no te lo pienses. Si todavía no lo conoces, ¿a qué esperas?
El matrimonio Ahlberg es célebre por su originalidad a la hora de crear obras infantiles, tanto desde el punto de vista narrativo como material. Este “El cartero simpático o unas cartas especiales” está repleto de desplegables, generalmente en forma de cartas de los muchos personajes que desfilan por él. Y es que los Ahlberg crean la figura del cartero simpático para aglutinar en un mismo libro a muchos de los personajes del imaginario popular que proceden de los cuentos y canciones tradicionales. Además, incluso se atreven a mostrar la idea de que todos pertenecen al mismo universo fantástico. No es extraño ver entre las páginas de esta obra a Ricitos de Oro interactuar con la Cenicienta, duendes, brujas, Jack, el Gigante o los Tres Ositos, por poner algunos ejemplos. Es decir, un fascinante cuento de cuentos que entretendrá a los más pequeños, quienes disfrutarán viendo a sus personajes favoritos de siempre.