Considerada una de las mejores novelas infantiles de la historia, “El jardín de medianoche” es la obra maestra de Philippa Pearce. Y esto no es decir poco, puesto que la autora inglesa creó algunos de los relatos más conocidos y leídos durante la segunda mitad del siglo XX. La narración se centra en Tom, un chico el cual es enviado a vivir un tiempo con sus tíos. El emplazamiento es una casa de la campiña inglesa. Aunque al principio todo parece normal, Tom siente curiosidad por el pasado de la casa y cada noche se aventura en el jardín, donde conoce a una misteriosa chica llamada Hatty. Es entonces cuando la historia cobra tintes sobrenaturales y entremezcla el pasado y el presente hasta un sorprendente final. Detrás de todo ello, Pearce nos muestra un sinfín de valores que todos deberíamos asimilar. Empezando por el poder de la amistad, continuando con la tolerancia y el respecto, y concluyendo con la honestidad y fidelidad a uno mismo. El envoltorio en el que nos presenta esta maravilla es un relato absorbente que despertará la melancolía de los jóvenes lectores, y les ayudará a apreciar lo efímero de todo.
Hay libros infantiles que destacan entre los demás por aunar valores, reflexiones, humor, lecciones, un buen argumento e incluso ilustraciones sobresalientes. Son esos libros que marcan y no dejan indiferente a nadie. “Óscar y la gata Medianoche” es uno de ellos, y por ello es considerado un imprescindible de la literatura australiana dirigida a niños. Los protagonistas son Rosa, una anciana viuda, y su perror Óscar, que es grande y lanudo. Ambos viven tranquilos y no ansían más que una sencilla existencia en casa. Pero, un día, una gata negra aparece en el jardín y ambos discrepan respecto a qué hacer con la pequeña felina. Rosa quiere acogerla, pero Óscar piensa que será un elemento desestabilizador. La relación entre los protagonistas cambia por completo a raíz de introducir a la gata, aunque finalmente Óscar aceptará que las decisiones y las variaciones en la vida son inevitables. También hay momentos para el drama y el jolgorio entre los tres. El estilo es bello y suave, y las ilustraciones, en acuarela, complementan los detalles de esta entrañable y conmovedora novela infantil.
“La caja de las delicias” es realmente la secuela de “Los personajes de medianoche”. En este relato la fantasía se une con la intriga para crear una fascinante historia. El protagonista es Kay Harker, quien recibe como regalo una misteriosa caja por parte de un viejo titiritero, el cual desaparece tras ello. La caja es una fuente de poderes de lo más inusitados, como encoger a alguien o viajar en el tiempo. Kay se une a los hermanos Maria y Peter en la búsqueda del titiritero, quien es en realidad magia personificada. Por supuesto, un enemigo aparece en su camino, Abner Brown, quien acaba secuestrando a más personas de la ciudad de Condicote. A cambio solicita la famosa caja de las delicias. Kay consigue salvar la situación heroicamente y el final es más que agradable. Esta novela de John Masefield muestra las características del poeta para dotar al relato de una atmósfera mágica y encantadora. En su transcurrir hay multitud de escenas memorables, muchas de ellas semejantes a las de otras famosas historias de fantasía. Al fin y al cabo, es una historia que bebe de la imaginación y que encumbra a ésta como una virtud de cualquier niño.