Pocos son los cuentos infantiles ambientados en la Prehistoria. Una excepción de “Ug: el pequeño genio de la Edad de Piedra”, de Raymond Briggs. A través de este relato el autor introduce ideas y reflexiones muy útiles tanto para niños como para adultos, pensamientos que darán qué pensar a más de uno. Ug es un niño cuya mentalidad parece pertenecer a una época muy posterior a la que le toca vivir: la Edad de Piedra. Ug idea inventos tan variopintos como la rueda o los barcos, y sugiere actividades como cocinar a los cocinarlos, sin que ninguno de ello prospere. La culpa de ello la tienen los adultos de su entorno, quienes no entienden para qué sirve todo ello y lo critican. Ug verá así reprimida su creatividad y sus herramientas de prosperidad se verán condenadas al olvido… Algo que tristemente ha sucedido reiteradamente a lo largo de la Historia y en todas las épocas. Y es que debemos de dejar de lado los prejuicios y abrazar cualquier idea que nos permita progresar y mejorarnos. Dar la bienvenida al progreso sin condiciones, una filosofía que le permitió a este libro ser finalista del Premio Nestlé.
David Metzenthen es un autor australiano cuyas novelas se suelen sostener a partir de discusiones éticas potentes. En “El país de los corazones de piedra” se habla de las diferencias sociales y cómo estas afectan a los inocentes y a los que realmente no tienen ningún tipo de culpa. Aaron Knott se muda al campo, en plena Australia rural, viniendo de la gran ciudad. Y es que su padre debe gestionar los despidos en una fábrica del pueblo. El joven Aaron no tiene ni un ápice de responsabilidad en el oficio de su padre, pero simplemente por el hecho de ser su hijo y por venir de la ciudad es condenado al ostracismo. Se siente incómodo, y además su bondad le lleva a preocuparse por el destino de las familias de sus compañeros. Finalmente entablará amistad con los hijos de los vecinos, quienes son pobres. El conocerlos le reportará a Aaron nuevas perspectivas del mundo y madurará. Todo esto justifica ampliamente el que fuera nominado como Libro del año por el CBCA en 2002.
Las leyendas artúricas tuvieron un boom tras la publicación de varias obras de T.H. White, un experto conocedor del medievo inglés. Aunque el resto de obras son análisis históricos, “La espada en la piedra” es una novela tremendamente entretenida y estimulante. El joven Arturo, al que apodan Verruga, conoce al mago Merlín. Éste, para que Arturo sepa cómo se sienten los animales, lo convierte seguidamente en un pez, una hormiga, o una serpiente, entre otros. Arturo se enrola en múltiples aventuras con su hermanastro Kay. Ambos incluso llegan a conocer a Robin Hood o se implican en una trama de intriga real en Londres. Esto útlimo tendrá consecuencias para Arturo, pues un giro del destino lo descubre como legítimo Rey de Inglaterra, todo tras poder sacar la célebre espada, Excalibur, de la tierra. La aproximación de White es más divertida, y contiene todas las referencias de las leyendas originales así como un mejor desarrollo de las reflexiones que la convierten en uno de los pilares de la literatura británica.
La historia protagonizada por el burro Silvestre tiene muchos paralelismos con otras en las que un hijo se pierde y los padres nunca pierden las esperanzas y acaban encontrándolo. De forma muy entrañable, William Steig nos relata cómo un burro llamado Silvestre colecciona piedras y guijarros de todas las formas y colores. Un día se topa con una piedra roja a la cual puede pedir deseos. Para su desgracia, Silvestre se encuentra con un león de camino a casa y, para evitar ser atacado, le solicita a la piedra roja convertirse en piedra. De esta forma Silvestre queda atrapado y sus padres empiezan a buscarlo. Por accidente, los padrse de Silvestre se acaban sentando en la piedra que resulta ser su hijo y piden recuperar a su pequeño. Así es como Silvestre se encuentra de nuevo con sus progenitores y todo acaba de forma feliz. Muchos han querido ver analogías con la muerte y la fragilidad de los niños, pero lo cierto es que “Silvestre y la piedrecita mágica” es un cuento tierno, anacrónico y para todos los públicos.
“La piedra fantástica de Brisingamen” es una fabulosa novela escrita por Alan Garner inspirado por relatos de su infancia. Bebiendo un poco del éxito que “El señor de los anillos” supuso para la fantasía épica, Garner empleó elementos del folclore nórdico, celta y artúrico en este cuento. Los protagonistas son Susan y Colin, quienes residen con sus tíos en una granja. El presente de los personajes viene determinado por leyendas del pasado, en las cuales un mercader hubo de vender un caballo al mago Cadellin. La magia de Cadellin quedó plasmada en una joya, la cual casualmente acaba en manos de Susan. En la trama se funden fuerzas del mal, hechizos y todo tipo de peligros que condicionarán la existencia de los dos protagonistas. Las localizaciones, en torno al Cheshire inglés, también derivan del origen del autor. Se trata de una bonita historia de fantasía en la que, como buen ejemplo del género, el conflicto entre el bien y el mal está presente en todo momento.