El Premio Whitbread Children’s Book de 1993 fue a parar a “Bebés de harina”, un cuento de la querida autora inglesa Anne Fine. Esta escritora se ha caracterizado siempre por su sensibilidad narrativa sin perder un ápice de humor o de atractivo. En este relato, protagonizado por Simon Martin, se nos plantea un ingenioso modo de responsabilizar a los adolescentes y concienciarlos frente a su futura vida adulta. En la escuela se les manda que cuiden de un saco de harina como si fuera su propio hijo. El descuido puede costar la asignatura a los jóvenes. Aunque este método es recibido con desagrado, además de la responsabilidad general, los personajes aprenderán lo costoso que puede ser sufrir una paternidad en la adolescencia, y cómo te puede condicionar la vida por completo. Simon refleja sus sentimientos en un diario, y a través de éste veremos cómo madura hacia una mentalidad más adulta, hecho demostrado cuando el protagonista acaba comprendiendo los enfados de su madre. Los “bebés de harina” acaban siendo un simulacro de la vida adulta para los escolares y una maravillosa metáfora que que ahondará en cualquier lector.
Lo usual en literatura infantil, sobre todo si el rango de edad es inferior a 10 años, es que las lecciones vayan dirigidas a los pequeños lectores. “Ahora no, Bernardo” es una excepción a esta regla. Bernardo es un niño que, como todo hijo, requiere ocasionalmente la atención de sus padres. No obstante, éstos están demasiado ocupados con sus asuntos y dejan a Bernardo como última tarea pendiente. Ni siquiera cuando Bernardo alerta de la existencia de un horrible ser en el jardín sus padres reaccionan a tiempo. El monstruo engulle a Bernardo y, yendo la historia un paso más allá, sustituyo al niño como hijo. Los padres no se molestan ni en mirar para percatarse que no es su hijo el que está ahora en la casa. David McKee emplea una ingeniosa combinación de ilustraciones y texto para reñir a aquellos padres que desatienden a sus hijos. Y es que muchas veces hay que controlar la situación antes de que sea demasiado tarde. Los lectores más pequeños disfrutarán aleccionando a sus progenitores con este fabuloso cuento.
El autor estadounidense Tomie dePaola tiene entre sus especialidades la narración de relatos tradicionales pero con un enfoque actual. En “Strega Nona” nos transporta a la Italia renacentista, con sus calles adoquinadas, sus ciudadanos bien atuendados y sus majestuosas casas. La mescolanza no sólo está en la narración, sino que dePaola también une técnicas modernas de ilustración como el cómic y trazos que recuerdan a la pintura del Renacimiento. La historia en cuestión se centra en Big Anthony, quien es aprendiz de la anciana Strega Nona. Esta mujer, muy sabia, le prohíbe en todo momento que toque o se asome a su gran olla de pasta. Como es de esperar, la curiosidad mata al gato, y Big Anthony aprovecha la ausencia de Strega Nona para hacerse cargo de la olla. Las consecuencias son catastróficas, y Big Anthony llena la ciudad de pasta. El aprendiz asume su culpa y, como compensación, se come toda la pasta restante. Como vemos, dePaola trata perfectamente debilidades de los seres humanos con un enfoque perspicaz y humorístico.
La excelente Eva Eriksson escribió e ilustró este libro que trata la importancia de que los niños vayan ganando confianza poco a poco, y cómo los adultos podemos ayudar en ello. Malla es un cerdito de juguete al cual su abuelita (que, por cierto, es un Oso Polar) le ha encomendado la tarea de ir a comprar judías. En la verdulería, a Malla se le olvida lo que tiene que comprar y regresa con un saco de patatas. La misma situación se repite varias veces, hasta que finalmente Malla logra llevar a cabo su tarea de manera impecable. En este relato, Malla, por suerte, tiene una abuela comprensiva que le ayudará a superarse y a ganar autoconfianza. El hecho de sentirse responsable es algo en que los niños deben ir progresando, y es labor de los adultos hacerlos sentir que mejoran y que lo están haciendo bien. Los dibujos de Eriksson son cálidos, como la historia, y también se nota el toque surrealista de la autora sueca. “Malla va a comprar” es un libro aleccionador tanto para niños como para aquellos adultos que pierden la paciencia educando.